Si en el país existiera un premio al “Optimista del Año” habría que entregárselo, a unanimidad, al expresidente Danilo Medina, quien al encabezar el pasado domingo un acto del PLD afirmó en su breve discurso que “no hay razones” para que esa organización política no gane las elecciones en el 2024.
Siempre se ha dicho que a los malos tiempos hay que poner buena cara, pero no tanta que lo llamen a uno descarado o sinvergüenza; o peor todavía, que perdió la perspectiva de la realidad, que a veces es tan mala de ver que algunos prefieren cerrar los ojos y suplantarla por otra mas de su agrado pero que solo existe en su mente.
Lo que trato de decir es que las palabras del exmandatario, mas que por un politólogo o analista de nuestra realidad partidaria y electoral deben ser analizadas por un psiquiatra, mejor preparado para explicar su comportamiento y diagnosticar su cuadro clínico.
Aunque no hace falta ser sicólogo ni psiquiatra para ser capaz de imaginarse por lo que está pasando debido a la enorme presión a la que se ha visto sometido desde que empezaron los operativos anticorrupción del Ministerio Público, que metió presos a dos de sus hermanos, mantiene en salmuera a sus cuñados, y consiguió que enviaran a Najayo al mayor general Adán Cáceres Silvestre, jefe de sus ayudantes militares durante sus gobiernos y encargado de su seguridad hasta el día que fue arrestado, acusado de dirigir una red que defraudó al Estado por mas de tres mil millones de pesos.
Por eso no debemos tomarnos al pie de la letra sus declaraciones, objeto de burlas y memes en las redes sociales, pues en su condición de presidente y líder del menguado PLD la tiene muy difícil, ya que está obligado a comportarse como si no supiera que con el timón en sus manos el partido morado puede terminar en un desguazadero, reducido a su mínima expresión electoral, y muchos de sus dirigentes presos por corruptos. Y eso, aunque ustedes no lo crean, tiene sus méritos.