Parecía que el caso quedó cerrado con la carta enviada por el director de Presupuesto, José Rijo Presbot, al pleno de la JCE, en la que explica a sus miembros que no podrá entregar a los partidos políticos los RD$1,260,400,000. que solicitó debido a que el Congreso Nacional solo aprobó en el Presupuesto General del Estado RD$630 millones.
Pero al día siguiente, oh sorpresa, el Ministro Administrativo de la Presidencia, José Ignacio Paliza, convocó una rueda de prensa para anunciar que el Gobierno dio marcha atrás y aceptó entregar a los partidos los RD$1, 260,400,000. originalmente presupuestados pero reducidos a la mitad por petición del Poder Ejecutivo, iniciativa anunciada y motivada por el presidente Luis Abinader que muchos aplaudimos.
“No está en el ánimo del gobierno contradecir ni entrar en enfrentamiento con los demás partidos de oposición, y mucho menos con una JCE nueva, que tiene opinión contraria al respecto”.
¡Qué considerado! Ocurre, sin embargo, que para complacer a los partidos y a la nueva JCE sin violar la ley tendría que solicitarle al Congreso una modificación del Presupuesto para restituirle a los partidos lo que pidió rebajarles, lo que equivale a poner de mojiganga a los legisladores que trabajaron en la Comisión Bicameral que lo estudió y a los que votaron por la pieza, pero también al país.
Tampoco ayuda que se diga que la rectificación fue para complacer a los aliados y al propio PRM, que por ser mayoritario le toca la parte más grande del pastel, pues eso degradaría las palabras del presidente Abinader a cháchara demagógica.
¿Cómo saldrá el gobierno del atolladero en el que se metió solito? Los días por venir dirán. Pero tal vez sea el momento, a propósito de este nuevo tropezón, de que en el Palacio Nacional se quiten los uniformes de boys scouts y se pongan los pantalones largos. Y que además comprendan, de una vez por todas, que no están ahí para complacer peticiones ni ganar concursos de popularidad.