Boicot anunciado.– A ningún gobierno le gusta que le estrujen en la cara un te lo dije, sobre todo cuando estaba tan claro lo que se veía venir, pero el optimismo en exceso suele ser mal consejero, y si no está presente la prudencia mucho mas todavía.

Culpar a la política y a los políticos del fracaso del llamado a clase presencial justo cuando el ómicron causa estragos disparando hasta cifras récords los contagios solo es una verdad parcial, que no exculpa el error que le puso en bandeja de plata a la ADP la oportunidad de boicotear el llamado a clases. Un boicot al que también se sumaron los padres y tutores, que se abstuvieron de enviar a sus hijos a las escuelas.

El miedo, como siempre, pudo mas que la razón, imponiéndose a las “evidencias científicas” que, según el gobierno, demuestran que la escuela es el lugar mas seguro contra el covid-19 para estudiantes y profesores.

Pero las críticas y cuestionamientos, como era de esperarse, se han concentrado en el gremio magisterial y su presidente Eduardo Hidalgo, a quien la Federación de Asociaciones de Padres y Amigos de la Escuela acusó de violar el derecho de millones de niños y adolescentes de recibir educación.

No creo, sin embargo, que el profesor Hidalgo sea tan cínico como para reivindicar esa “victoria”, como tampoco creo que le convenga al PLD y su dirigencia hacerlo, pues al fin y al cabo la mayoría prefiere que sus hijos reciban docencia en las escuelas, como debe ser, y no en sus casas, donde ya se demostró que aprenden muy poco. ¿Qué pasará ahora?

Es poco probable que desde su posición de fuerza la ADP flexibilice su decisión, y menos aun si las cifras de contagios siguen tan altas. Las mismas cifras de contagios que ayer llevaron a colegios que apoyaron el llamado a clases presenciales, a retomar la virtualidad.

¿No es esa una prueba de que más allá de la intransigencia que se atribuye al gremio había que considerar la posibilidad de una posposición?