Como en política no hay coincidencias, mucho menos en su versión tropicalizada al uso por estas tierras, era previsible que el PLD y sus dirigentes se sintieran aludidos y molestos con la declaratoria de emergencia de San Juan de la Maguana por parte del Gobierno, que el pasado domingo, el mismo día que el expresidente Danilo Medina se juramentó como su presidente, celebró un Consejo de Ministros en el que anunció obras para esa provincia con una inversión superior a los cuatro mil millones de pesos.

Y habría que darle la razón si a esa improbable “coincidencia” le agregamos el twitt con el que el Ministro de la Presidencia respondió la aseveración del exmandatario de que el ADN del PLD es la transparencia, al remitir a todo el que quiera conocer ese ADN a visitar Arroyo Cano, lugar de nacimiento del exmandatario, donde según José Ignacio Paliza el 69% de su población vive en extrema pobreza.

Si la situación por la que atraviesa el llamado Granero del Sur es la que describió el presidente Luis Abinader en ese Consejo de Ministros no hay dudas de que deja muy mal parados al exmandatario y su familia, que por lo que se ha revelado a su salida del poder se convirtió en un clan tan influyente y poderoso como lo fueron los Trujillo, que es mucho decir.

Pero sea verdadera o falsa la versión de que con ese acto hubo la intención de dañar o quitarle brillo a la juramentación de Medina, aprovecho la ocasión para decir que ojalá que el Gobierno y sus estrategas no crean que un político jubilado por la Constitución, que salió del gobierno con su imagen desdibujada por la corrupción que manchó sus administraciones, es el enemigo a neutralizar, pues sería una gran pérdida de tiempo y esfuerzos que aprovechará gustoso el verdadero contendiente a derrotar en el 2024.

Además de que no tiene lógica ni sentido tratar de matar a alguien (políticamente hablando, claro) que ya está definitivamente muerto y enterrado.