Parece que se harán realidad los temores del dirigente peledeísta Carlos Amarante Baret, quien hace unos días advirtió que iniciar una prematura campaña interna por la candidatura presidencial del 2024 hará que “salten por los aires” los acuerdos alcanzados durante el IX Congreso Ordinario José Joaquín Bidó Medina para modernizar y fortalecer al PLD.

Su “renovado” Comité Político acaba de decidir, en su primera reunión, iniciar el protocolo que se utilizará para escoger su candidato presidencial para los próximos comicios.

Los interesados en competir, según lo que explicó su flamante Secretario General Charlie Mariotti, deberán reunirse con él y el presidente del partido, el expresidente Danilo Medina, para que esos aprestos no entren en contradicción con el proceso de transformación y reorganización del PLD.

Que es, precisamente, a lo que le teme Amarante Baret, que por ser miembro de su Comité Político, astilla del mismo palo, habla con conocimiento de causa. Pero como no habló claro, y solo se refirió a los “intereses individuales” que han primado sobre los intereses generales, no se le puede poner nombres y apellidos a quienes promueven sus propias agendas y utilizan al partido de parapeto.

Claro está, en el PLD sí deben saber a quienes va dirigida la indirecta, unos porque son parte del juego y creen que les conviene ponerse donde el capitán los vea, otros porque piensan que no pierden nada, después de haberlo perdido todo, metiéndose en el globo para ver lo que se les pega.

Pero unos y otros no se dan cuenta de lo que se ve clarito desde las gradas; que esa prematura competencia por la candidatura y las condiciones en que se produzca puede agrietar aún mas la unidad de la organización, acelerando la imparable migración hacia la Fuerza del Pueblo, donde los disgustados por un proceso manipulado por intereses individuales serían recibidos con los brazos abiertos. Incluído, por supuesto, el propio Amarante Baret.