Celebrar una marcha callejera, en plena pandemia, para protestar contra los maltratos policiales de los que han sido víctimas los médicos durante el toque de queda era, sino excesivo, por lo menos imprudente, aunque conociendo al doctor Waldo Ariel Suero, su fogosidad y beligerancia cuando le toca defender los intereses de los miembros del CMD, nadie se sorprendió del anuncio.
Pero la intervención oportuna del ministro de Interior y Policía, Jesús Vásquez, y del director de la Policía Nacional, el mayor general Edward Sánchez González, desactivó la protesta, lo que fue anunciado en una rueda de prensa conjunta en la que el doctor Suero explicó que, producto del “diálogo armonioso”, tanto médicos como agentes del orden decidieron continuar trabajando en una misma línea para contribuir a frenar el avance del coronavirus.
Se impuso, finalmente, la sensatez, pero mas que nada el diálogo y el común interés de no agregar mas problemas y perturbaciones a los que ya nos ha traído la pandemia. La buena disposición del doctor Suero y el CMD debería ser imitada por el presidente de la Federación de Asociaciones de Profesores de la UASD, Wagner Gomera, quien ayer anunció que al no existir una contrapropuesta de las autoridades para dejar sin efecto el paro continuarán su lucha con una vigilia en la avenida Correa y Cidrón con Tiradentes, y mañana miércoles protestarán en la extensión de San Francisco de Macorís.
Cuesta creer que los profesores de la UASD sean tan inconscientes, que les importe tan poco la suerte de sus estudiantes, y por eso prefiero pensar que su rectora, Emma Polanco, dice la verdad cuando afirma que en estos momentos mas del 70% del profesorado ya está reintegrado y laborando.
O sea que no todo está perdido, por lo que los estudiantes pueden tener la esperanza de que la docencia volverá pronto a la “normalidad” que ha impuesto la pandemia, que desde todo punto de vista es mejor que nada.