El dinero es una de las fuerzas más polémicas y delicadas que podemos tratar. En el ensayo “Dinero y sentido de vida”, el profesor de filosofía Jacob Needleman dice que la relación que se sostiene con el dinero afecta en los individuos la identidad, autovaloración y autorespeto.
Si piensas en la relación que tienes con la naturaleza, en dónde vives, qué comes, cuáles cosas compras, cómo ayudas a otros, en qué obras participas, a dónde vas, cómo viajas, qué clase de personas te rodean, qué hiciste la semana pasada, qué estás haciendo hoy y que harás mañana, el factor dinero ocupa un lugar muy relevante, señala el profesor Needleman.
En el nivel material, el dinero es papel, pero al facilitar la adquisición de bienes y servicios es también una ayuda para continuar adelante con la vida, por lo que tiene una estrecha relación con las emociones. Las emociones que el dinero despierta en ti determinarán el modo en que lo percibas, y el camino que escojas para ir hacia él.
Desde el punto de vista sistémico, el dinero te acompaña en todas las relaciones que sostienes, por lo que si te vinculas con él de una forma difícil se expresará en tensión en tus relaciones.
La preocupación, ansiedad, desconfianza y miedo te harán sostener una relación difícil con el dinero. La pasividad, indecisión, neutralidad e impotencia crearán una relación débil. En cambio, la alegría, pasión, entusiasmo y confianza te harán vivir una relación suave y agradable con él.
Etimológicamente, la palabra “rico” viene del gótico (alemán arcaico) “reiks” que se traduce como “poderoso”. La raíz la encontramos en la palabra indoeuropea “reg”, que se relaciona con “derecho”. Quien tiene más que suficiente para sostener su vida es llamado “rico”.
En Rueda de Prosperidad, el programa de doce pasos para despertar la consciencia impartido en Mezcla, vemos el dinero como una energía vital creativa. En realidad, el dinero es una metáfora de cómo te ves y te valoras a ti mismo. Lo que piensas y sientes acerca de ti es la llave que regula el flujo de dinero hacia tu vida.
El dinero es la materialización de tu autoconcepto. Yehuda Berg, llamado el rabino de los famosos por ser el maestro espiritual de Madonna, Ashton Kutcher y Demi Moore, entre otras celebridades, dice: “El dinero es energía y como toda energía cuanto más tengas es mejor. Pero la energía, como el sol, viene con una etiqueta de advertencias”. Lo que ocurre con el dinero te enviará las señales de hacia dónde debes enfocar la atención.
El empresario del entretenimiento P.T. Barnum creía que “el dinero es un amo terrible, pero un excelente siervo”. La prosperidad es el estado natural del Ser, y la experimentas cuando renuncias a aquello que has utilizado para separarte de tu esencia verdadera.
Puedes tener dinero y si te identificas con lo que posees terminarás perdiéndote a ti mismo. En cambio, la prosperidad es un estado del Ser, que se expresa en el Yo Soy. El Ser no se extravía. Cada experiencia vivida de forma consciente aumenta la prosperidad.
Usualmente, me gusta prestar atención a lo que me pasa, por más trivial que parezca. Con frecuencia, las bendiciones llegan vestidas en forma de situaciones comunes. Mi padre, Héctor Pereyra, fue embajador de República Dominicana en varios países por más de dos décadas. Con él aprendí a dejar mi vehículo listo para salir de forma rápida de cualquier lugar.
Este fin de semana salí a comprar varias cosas, que me hacían falta para asistir como oficiante a la boda de mis amigos Gina y Ernesto. Para salir pronto, con ayuda de un parqueador dejé a Alex (mi carro) frente a la puerta lateral de la plaza comercial. A la hora de irme, el joven me hizo una pregunta que me sacudió: -“doña, ¿qué se siente ser rico?
Dejé mi cartera en el asiento del pasajero y miré los inquietos ojos que esperaban la respuesta. -¿Qué te hace creer que soy rica?, le pregunté para ganar tiempo, mientras una avalancha de ideas llegaban a mi cabeza como si la pregunta hubiera sido hecha a un buscador en la web.
-Su carro, me contestó de modo cándido el muchacho. -¿Cómo te llamas?, le dije. Contestándole de nuevo con una pregunta. Esta vez, sus ojos mostraban cierto desconciento. -Luis, me contestó con menos ímpetu que antes. No sé cuánto tiempo pasó para que pudiera responderle, desde la integridad que tanto menciono en la Rueda.
Algunos usan el dinero para recibir el valor personal que creen tener. Durante muchos años, acumulé deudas mientras mi mente se atormentaba pensando cómo producir suficiente, para vivir tranquila. Mis finanzas sanaron cuando dejé de entregarle mi paz al dinero.
Los dólares americanos dicen “in God we trust” o “en Dios confiamos”. La seguridad, la felicidad y la paz no están en el dinero, sino en la fuente de su provisión que es Dios. Cuando elegimos poner al Creador primero, ¡la riqueza llega por añadidura!
Elevar las vibraciones nos conduce a una relación fácil con la energía del dinero, ¡activa la prosperidad! ¿Cómo darnos cuenta que estamos vibrando alto? Cuando lo que vivimos nos brinda energía, alegría y motivación. Si lo que llega es preocupación, debilidad o miedo, la vibración es baja.
La inocente pregunta de Luis me llevó a analizar mis ideas de riqueza. Sin importar lo que tengas, siempre serás rico ante los ojos de alguien más. Piénsalo. Si una persona gana 500 dólares ve que puede ser rico si gana 2 mil. Ante sus ojos, quien ya está ganando 2 mil ¡es rico! Alguien que gana 2 mil, probablemente, ve rico a quien gana 5 mil, y éste puede ver la imagen de la riqueza en quien gana 25 mil. A su vez, alguien que no gana nada ve al de 500 dólares como alguien rico. ¿Te das cuenta?
La Escuela de Negocios de Harvard hizo una investigación en la que participaron 4,000 millonarios de varios países del mundo (Brasil, Hong Kong, India, Irlanda, Mónaco, Catar, Arabia Saudita, Singapur, Sudáfrica, España, Suiza, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Estados Unidos), y llegó a la conclusión de que la mayoría de la gente rica cree que sería más feliz con más dinero. El 25% de los millonarios encuestados dijo que necesitaría que su riqueza aumentara en un 1,000%.
La aguda pregunta de Luis demostró su innata inteligencia. Ahí estaba yo, con la puerta abierta filosofando acerca de la riqueza con él. Si quería saber cómo yo me sentía en mi carro, sería honesta. Parafraseando a Lao Tzu le dije a Luis que soy rica porque me alegro de lo que tengo, pero no me hace falta para saber quién soy.
Disfruto mucho a Alex. Él representa exteriormente un cambio de consciencia que me brinda paz y felicidad, sin embargo, no soy rica por tener a Alex. Quien no se siente rico con las condiciones que está viviendo ahora, ninguna cantidad de dinero le llevará a sentirlo. La pregunta “¿qué se siente ser rico?” no la responde una cantidad de dinero, ni unas cuantas posesiones.
El filósofo griego Aristóteles aseguraba que “la riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión”. Lo que tenemos puede hacernos ricos, pero “sentirnos ricos” es algo muy diferente. Sentirse rico tiene que ver con apreciar, valorar y disfrutar lo que se ha logrado.
Deuteronomio 6:5 dice que el amor que sentimos por Dios debe ser superior al amor que sentimos por las cosas materiales. Nos exhorta: “Ama al Señor tu Dios… con todos tus medios”.
Al permitir que el Espíritu Santo guíe nuestros movimientos, recibimos dirección, colaboración y asistencia. Cualquier cosa que necesitemos para lograr nuestro sueño llegará de manera fácil, rápida, agradable, abundante y delicada. Luego de platicar un rato con Luis, me fui asegurándole que él también me diría lo que se siente ser rico. ¡Y se que lo hará!
“Lo mejor que podemos hacer por otro no es sólo compartir con él nuestras riquezas, sino mostrarle las suyas”.
Benjamin Disraeli