¿Qué tan cerca estamos de la reproducción asexual?

¿Qué tan cerca estamos de la reproducción asexual?

La reproducción como la concebimos comúnmente, no solo en humanos sino en todas las especies, se produce de manera sexual, es decir, de la combinación del material genético de dos individuos, macho y hembra, el cual produce, por medio de la fecundación, un nuevo individuo con características únicas.

No obstante, en el mundo animal existen muchos ejemplos de reproducción “virgen” o asexual, en la que solo se involucra un individuo, necesariamente femenino, para procrear otro individuo cuyo material genético es una copia exacta del primero.

Diversos estudios realizados durante la última década han demostrado que estos “nacimientos virginales” son más comunes en la naturaleza de lo que previamente pensamos, pues son parte de una estrategia de supervivencia de algunas especies para preservarse en situaciones donde los machos escasean.

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Las hembras de muchos animales complejos y de gran tamaño, como lagartos, tiburones o dragones de Komodo, son capaces de reproducirse sin los machos, en un proceso denominado como “partenogénesis”.

El término viene del griego y hace referencia a “la creación virgen” y se utiliza para denominar la capacidad de animales o plantas para reproducirse sin material genético de otro individuo.

Cuando esto ocurre en la naturaleza viene precedido de circunstancias extremas. Se ha documentado, por ejemplo, como una colonia de dragones de Komodo hembras quedó aislada en una isla desierta y por medio de la partenogénesis dieron a luz a individuos machos para comenzar una nueva colonia.

También los casos de tiburones hembra que se embarazan y dan a luz en acuarios donde están completamente alejadas de los machos.

Pero, explica el biólogo reproductivo de la University of Sheffield Allan Pacey en una de sus investigaciones, la mayoría de los grandes animales no se reproduce de manera asexual, aunque pudieran hacerlo, porque esto carece de interés evolutivo.

¿A qué se refiere con esto? A que estos nacimientos vírgenes producen individuos con cargas genéticas iguales a la de la madre, haciendo que con el tiempo la diversidad genética, y por lo tanto la capacidad de adaptabilidad evolutiva de la especie, baje y ponga en riesgo su propia supervivencia.