CuandoLuis Abinader propuso la celebración de una gran cumbre política, para afrontarlo que ocurre en el país, ese planteamiento se perdió en la maraña deinformaciones y temores del coronavirus.
Como unestadista, Luis previó que la pandemia no iba a desaparecer en una o dossemanas, que las complicaciones fruto de la necesidad de afrontar la epidemiaque se propagaba en todos los frentes, en todas las naciones, que el virus norespetaba países poderosos, personas de riquezas inconmensurables, decidió dar esepaso inusual en un candidato ganador de las elecciones por venir.
Es quese trata de un político con un nuevo librito fresco, inusual, con propuestas inéditasen la forma de presentarlas, en la forma de afrontar los problemas.
Un políticocon un accionar igual, pero diferenciado por la forma de analizar y proponer solucionesa los problemas como quien parte de cero para adelantar en la ejecución hastallegar a la cúspide.
Elcoronavirus, lo llevo dicho, llegó para vivir aquí. La pandemia, como tal, parecerádomeñada, especialmente para quienes acostumbran y quieren mantener el puebloen la oscuridad del analfabetismo científico.
Uno delos mejores métodos de investigación es el de la comparación. Comparar esto conaquello permitirá hallar diferencias cuyos contrastes permiten determinar modosde ser, modos de hacer, conductas que desarrollar.
Ahora resultaque quienes se aprovechan de la situación de la epidemia, para hacer política conla vida y el sufrimiento de los demás, como se les agota el tiempo, dicen que quierenactuar como debió ser, como no se ha hecho por buscar ventajas políticas.
Ahora,por dondequiera se levanta una voz reclamando la necesidad de un diálogopolítico que no se produjo cuando Luis lo propuso, por envidia, por solo ver acorto plazo.
Sí, elpaís está en una situación muy especial porque la pandemia nos afecta en unmomento en el que, constitucionalmente, corresponde un cambio de gobierno.
Eltiempo se nos ha venido encima por la estupidez, por no mirar a largo plazo, pordejarse vencer, por ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en nuestrospropios ojos.
Maquinandoplanes que les pudieran permitir quedarse en el país sin la realización deelecciones, se va el tiempo de hacer lo que debemos hacer, en beneficioaparente de quienes actúan desde la caverna.
¿Acasopiensan los cavernícolas que quieren permanecer en el poder que este paíspermanecerá de brazos cruzados ante una prolongación ilegal, espuria, inhumanae inconstitucional?
Siestán dispuestos a facilitar un sunami humano de haitianos, cruzando lafrontera, que se aprovecha de la situación que se produzca. Si están dispuestosa matar a miles de dominicanos empleando la fuerza armada, ¡cuidado! que puercono se rasca en jabilla.