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“Solo fui diputado desde 1998 a 2002. Nunca he ocupado cargos públicos, yo era peñagomista, nada más. Él decía: ‘Cuando yo llegue, Rafa llega, y como él nunca llegó… No lo dejaron llegar, era el hombre que el pueblo quería y necesitaba, si hubiera sido Presidente otra cosa fuera hoy nuestro país”.
Rafael Gamundi Cordero (Rafa) hace la consideración al relatar uno de los momentos de su larga trayectoria política, caracterizada por la lucha constante en favor de la libertad y la democracia.
En esos afanes está desde su adolescencia, cuando se atrevió a denunciar y desafiar a la dictadura de Trujillo, por lo que sus padres debieron sacarlo del país. En el exilio fue guerrillero que se internó en las selvas venezolanas dirigiendo una columna militar que arribaría al país para eliminar al sátrapa en el propio Palacio Nacional. La acción, poco conocida, se frustró con el ajusticiamiento del tirano.
Desde que retornó a su tierra se dedicó a conquistar militantes para el Partido Revolucionario Dominicano, y a muchos de los que luego fueron notables líderes de esa agrupación los inscribió él, a Jacobo Majluta, entre otros.
“El comunista”, como le llamaron militares trujillistas y conspicuos miembros del Partido Dominicano y del propio PRD, contó en prolongados encuentros en su residencia la vida en el exilio, el extraño comportamiento en el destierro de políticos nacionales, los aprestos de la expedición de Junio de 1959 y el retiro del apoyo del PRD a esa empresa porque Juan Bosch se molestó con una respuesta que dio Enrique Jimenes Moya cuando el expresidente le pidió informes sobre el proceso, según Rafa. Le dijo a Bosch que por qué no se enrolaba.
Jimenes fue interrogado en torno a quien lo designó jefe y al este contestar que Fidel Castro, el profesor replicó: “No sabíamos que Fidel Castro fuera dominicano”. “Y eso quien me lo cuenta es Ángel Miolán”, refiere Gamundi, quien relata actuaciones, además, del propio Miolán, Nicolás Silfa, Ramón Castillo y muchos otros robles perredeístas. Narró por qué Silfa y Castillo salieron de la agrupación apenas llegaron a Santo Domingo.
Rafa conoce, además, otras causas de acuerdos, rompimientos, renuncias entre perredeístas porque además de sus actividades en La Vega y en Caracas, desde que retornó a la Patria y peleó con calieses y otros remanentes trujillistas, fue entrenador para alzamientos en apartadas lomas y para apoyar acciones rurales en frentes urbanos, locutor, escritor, orador, reclutador de adeptos en la dura campaña electoral de 1962, promoviendo al candidato a la presidencia, Juan Bosch, que resultó electo.
Después puso todo su empeño y sus conocimientos militares y políticos cuando el gobernante fue destituido siete meses después. Son desconocidas sus hazañas clandestinas en estas jornadas por el retorno a la constitucionalidad. Recolectó y fabricó armas y reunió batallones de soldados y los entrenó con las prácticas y experiencias aprendidas en campamentos extranjeros.
“Don Juan subió al Gobierno con un amplio apoyo popular, el pueblo estaba convencido de que en su Gobierno, apoyado en su partido, el PRD, se produciría el cambio social, económico y cultural que reclamaba la nación”, expresa.
Además, contaba con “un congreso que le era totalmente leal y que constituía la inmensa mayoría tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, al punto de poder decir que cualquier ley que él quisiera se aprobaría de inmediato. Era una aplanadora lo que él tenía”, exclama.
Sin embargo, el temperamento a veces caprichoso debilitaba en ocasiones su autoridad. Cuenta Gamundi que “momentos antes de su juramentación como presidente, su amigoRómulo Betancourt, presidente de Venezuela, le advirtió: “Tienes que salir de los trujillistas que son jefes militares y políticos”. Y Rafa comenta que “Bosch, en vez de agradecerle se ofendió y lo consideró una injerencia en los asuntos nacionales”.
Desde antes de la toma de posesión, añade, “la Unión Cívica Nacional y toda la derecha del país trataban de evitar su ascenso, y al no lograrlo, comenzaron de inmediato a conspirar para derrocarlo. Se confabularon sectores de la Iglesia católica, empresarios extranjeros y un sector de los trujillistas e iniciaron la movilización nacional acusando a Bosch de comunista y corrupto, cosas que no eran ciertas puesto que su gobierno se caracterizó por la honestidad y la conducción democrática tradicional”.
Estas apreciaciones las hace el excandidato a la vicepresidencia y presidente del Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD), al referirse a sus relaciones con Juan Bosch, quien lo expulsó del Partido años después con un rotundo: “En el PRD Rafa o yo”.
Muchos fueron los episodios que marcaron las relaciones entre Bosch y Rafa, a quien este visitó en Benidorm, en 1968, para enterarse del contenido de la tesis de la Dictadura con Respaldo Popular. Pero debió leerle allá, en una noche, porque el profesor se la enviaría a Rafael Molina Morillo para que la publicara por partes, pero no la mandó “con un hombre de izquierda, como Rafa”. Prefirió entregar el material a Pablo Rafael Casimiro Castro.
Nació rico. No se dedicó a la política persiguiendo intereses económicos, afirma, pues nació rico. Su padre era empresario, miembro de Font Gamundi y Compañía, reconocido negocio que fundó su abuelo Rafael Gamundi, primero licorería y después de exportación de café, cacao, tabaco y frutos del país.
“Nunca he tocado un centavo en ningún partido”, sostiene el compadre de José Francisco Peña Gómez, quien figura en cada rincón de su residencia, en fotos, afiches, esculturas, bustos y consignas como: “Peña siempre”.
Es un cibaeño típico en su hablar, en la familiaridad y el calor de su trato. Nació el siete de enero de 1933 en La Vega, hijo de Pablo Gamundi Roselló, español, y Estela Cordero Holguín. Estudió derecho y se graduó de abogado, pero ejerció por poco tiempo.
Está casado desde el 18 de enero de 1964 con Bélgica Beato Fernández, madre de sus hijos Rosa Estela, Bélgica Patricia, Rafael Vladimir y Jenny Elizabeth. La esposa, reputada ginecóloga, ha sido compañera en sus desventuras y dichas por la Patria, por lo que es su auxilio en el recuerdo de nombres, lugares, apellidos, coyunturas.
Él ha estado presente como organizador o como soldado en acontecimientos políticos trascendentes después de la dictadura, como el alzamiento de Manolo Tavárez Justo, las conspiraciones contra el Triunvirato, Revolución de Abril, la guerrilla de Caamaño y algunas acciones de las izquierdas durante los 12 años de Joaquín Balaguer, en los que fue encarcelado y maltratado en varias ocasiones.
Recién cumplió 86 años y sigue activo. En la actualidad es el presidente del Consejo Nacional de Estrategias del PRSD.
Con determinación afirma que no se alejará de la lucha. “Los principios por los que he luchado no se han materializado, tengo voluntad y fuerza para seguir luchando… Para mí, retirarme sería rendirme”.