Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Hoy se cumplen 39 años del inicio de la llamada Revolución de Abril. Muchos dicen que es impropio dar a ese movimiento popular el nombre de «revolución». Pero a mi me parece que ello no tiene la menor importancia. Llamémoslo como se quiera, la trascendencia de ese episodio y la enseñanza que el mismo nos dejó, será siempre de primer orden, y en consecuencia, su conmemoración merece el mayor respeto.

Muchas personas me atrevo a suponer que más de la mitad de la población dominicana eran niños o no habían nacido cuando el pueblo se tiró a las calles en busca de un retorno a la constitucionalidad que había sido quebrantada. Entonces procede refrescar un poco la memoria histórica.

Dicho muy sencillamente, a la caída de la dictadura de Trujillo se organizaron por primera vez en décadas las primeras elecciones libres y democráticas. El pueblo votó abrumadoramente por Juan Bosch, pero la voluntad popular fue ignorada por aquellos que no querían los cambios institucionales que el nuevo gobierno quiso imponer, y se produjo el golpe de estado que rompió contra el orden constitucional.

Dos años después, estalló lo de abril, revolución o no. El pueblo quería reponer en la presidencia al derrocado Bosch. Pero cuando el movimiento tenía todos los visos de triunfar y lograr su objetivo, los Estados Unidos desplegaron en nuestro territorio 50,000 infantes de marina, con el apoyo ostensible de los más modernos equipos de guerra, aviones, helicópteros, barcos, tanques de guerra… y mucho dinero. El movimiento constitucionalista fue finalmente sofocado.

Así de simple. Miles de dominicanos dieron sus vidas en la empresa. Recordamos, con justicia, a los principales líderes y comandantes de la hazaña, pero tampoco podemos olvidar a los muertos desconocidos, a los que perdieron todo, a los que nunca fueron reconocidos.

¡Loor a todos!

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