El español Rafael Nadal no pudo firmar su enésima resurrección en la pista central de Roland Garros, donde cayó ante un sólido Alexander Zverev en la primera ronda, en un duelo que tuvo aíres de despedida pese a que el 14 veces ganador no ha descartado regresar el año próximo.
El resultado, 6-4, 7-6 (5) y 6-3, fue tan inapelable como el partido, que tuvo un único dominador, salvo un intento de rebelión del español en las postrimerías del segundo set y en el inicio del tercero, que acalló el germano elevando el nivel para no dar esperanzas a su rival y a la grada que lo aclamaba.
Aunque Nadal se negó a decir adiós, abundaron los síntomas de que era una despedida. Las gradas llenas en una primera ronda, algo que nunca antes había visto el Grand Slam de tierra batida, la congregación de los fieles del español, reunidos para asistir a un milagro o a un final de ciclo.
Nadal: “Tengo la motivación para jugar aquí y no sé si será mi último Roland Garros”
Fue lo segundo, aunque Nadal, que por vez primera en toda su carrera encadenó dos derrotas consecutivas sobre tierra batida, dejó algún destello de que no está tan lejos de la primera clase del tenis.
Al final se despidió del público, aseguró que “seguramente” será su último baile en la central, aunque reiteró que no lo asegura al cien por cien, agradeció el apoyo de la grada y dijo adiós: “Lo que siento ahora es difícil de describir, es algo muy especial que siempre llevaré en mi corazón”.