El incremento de la violencia en la República Dominicana está ligado a los altos niveles de consumo y tráfico de drogas, actividades en las que se involucran jóvenes de 15 a 30 años, casi en su totalidad hombres, reveló este lunes el periodista y consultor de comunicación, Rafael Núñez.
“Para disminuir la violencia en las calles, en la familia y en la sociedad en sentido general, las autoridades tienen que poner atención a las estadísticas arrojadas por estudios de organismos nacionales y extranjeros donde se establece que el tráfico y consumo de drogas es uno de los elementos principales generadores de violencia”, declaró Núñez.
Refirió que para nadie es un secreto que cada día es más notoria la incidencia del microtráfico en las instituciones públicas, especialmente policiales, militares y aquellas destinadas a perseguir el delito, así como en los ámbitos privados y en la política.
Las estadísticas que reposan en el Consejo Nacional de Drogas dan cuenta de que entre los años 2010 al 2014 fueron arrestadas 66 mil 137 personas por tráfico y consumo de drogas, de las cuales 64 mil 635 eran hombres y 1,502 fueron mujeres.
Asimismo, dicho informe refiere que en ese mismo período fueron decomisados 7 mil 868 kilos de cocaína, 20 mil 263 gramos de crack; en tanto, las autoridades incautaron 33 mil 188 gramos de heroína y 999.1 kilos de marihuana, entre otras sustancias psicoactivas.
Los jóvenes son los más expuestos al consumo y tráfico de drogas en la medida en que el Estado es incapaz de responder a las expectativas y sueños de esa parte de la población que no tiene oportunidad de estudios, o los que existen son deficientes, y aquellos que sin posibilidad de trabajo, recreación, deportes y competencia sana, tienen la amenaza del tráfico y consumo de estupefacientes.
Núñez refirió que la creación mediante la Ley 50-88 de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) la define como una entidad de persecución, mientras que el Consejo Nacional de Control de Drogas es una institución rectora de las políticas contra el flagelo, que no ha contado con recursos para desarrollar sus actividades.
El consumo y el tráfico de sustancias psicoactivas, aparte del tema de seguridad, va en camino de convertirse en un problema de salud en la República Dominicana con las consabidas consecuencias que hemos visto en otros países de América.
“República Dominicana cuenta con buenas legislaciones en esa materia, lo que hace falta es demostrar compromiso para ir recuperando los espacios que hoy ocupa el microtráfico”, dijo Núñez.