A estas alturas todo el que ha querido expresar su rechazo al proyecto de ley que elimina los aranceles a 67 productos de la canasta básica se ha despachado a su gusto, una extensa lista de entidades, sectores y opinantes profesionales al mejor postor a la que ayer se sumó la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD).
En una carta dirigida al presidente Luis Abinader, la entidad asegura que el país es autosuficiente en la producción de pollos, huevos, plátanos, yuca y batata, entre otros rubros, un “privilegio que se debe preservar a toda costa y proteger al precio que sea”.
Y solicita reconsiderar el proyecto de ley, que según sus directivos no tendrá el impacto que espera lograr el gobierno sobre el costo de la comida, ya que muchos de esos productos son más caros en el extranjero que en el país.
Sus argumentos coinciden, en líneas generales, con los planteamientos de otros sectores que dicen estar preocupados por su impacto en la producción nacional.
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Un coro al que se han sumado, con la estridencia propia de la politiquería mas barata, políticos de oposición que han aprovechado la oportunidad para anunciar catástrofes alimentarias que solo existen en su imaginación y sus ganas de joder.
Esos excesos contrastan significativamente con la tibieza conque el gobierno ha defendido su iniciativa, a tal punto que le ha dejado la cancha libre a los que se oponen al proyecto, que han tomado tanta gabela que será difícil revertir la percepción que han logrado imponer, aunque no tengan la razón, en la opinión pública.
El pasado domingo el PRM convocó una sorpresiva rueda de prensa para defender la eliminación de los aranceles y garantizar, en nombre del Gobierno, que la población recibirá alimentos a precios adecuados sin perjudicar a los productores nacionales.
Algo que se pudo haber dicho dos semanas atrás, si Gobierno y partido no hubieran estado demasiado ocupados asando batatas para que se las coma la oposición.