El dañino efecto multiplicador del bloqueo fronterizo con Haití que yugula intercambios de sensible impacto para la economía nacional agudizando la privación de bienes a masas pobres del segundo socio económico de este país tiende a ser de un costo demasiado alto para el aparato productivo dominicano sin que se inmuten los entes que en confabulación deterioraron las relaciones binacionales: feroces pandillas, oligarcas y autoridades maniatadas.
Puede leer: La operación Kenia y los límites que deben tenerse muy presentes
Un boicot que se devuelve contra los boicoteadores con daños sociales colaterales hacia ambos lados del límite geográfico que de ser flexibilizado a corto plazo, como se ha prometido, detendría una peligrosa declinación del comercio exterior con menoscabo a productores nacionales que lo hacen posible. Y si resulta la única pragmática concesión a la contraparte del oeste isleño, República Dominicana seguiría siendo el Estado que con otros efectivos impedimentos de ingresos mantiene vigorosa su impugnación a los factores de la crisis haitiana que una acción internacional va a combatir sobre el terreno mientras el INDRHI retiene de este lado el caudal codiciado. Santo remedio. Un diferendo con riesgos a la paz mundial hace desplegar naves de guerra a chinos continentales y taiwaneses en su frontera marítima… pero ni por asomo la reciprocidad de sus posiciones denostadoras detiene su grueso intercambio mercantil que incluye cruciales artículos de altas tecnologías que les son imprescindibles. Lo cortés no quita lo valiente.