El ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, doctor Pavel Isa Contreras, acaba de dar en el clavo con su afirmación de que el principal desafío que presenta la República Dominicana hoy en día es la reducción de las desigualdades.
Este es un problema viejo, estructural dicen los expertos.
Es, además, un tema que los políticos profesionales no suelen tocar, no les gusta, porque rompe su discurso de apología al bienestar que, según dicen, se ve a simple vista en todos los lugares del país.
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Y no debe negarse, como no lo hace el ministro Isa Contreras, los avances conseguidos en el país tras el ajusticiamiento del tirano Trujillo, en 1961. El país, ciertamente, es otro. Lo es en todos los sentidos, incluyendo mejoría económica, logros sociales a favor de un sector de la población, grandes acumulaciones de riquezas y unas ciudades –somos un país urbano desde 1981—que han dejado atrás la ruralidad.
Pero, igual, la desigualdad ha crecido. Lo han dicho una y otra vez organismos internacionales con cifras a la mano. Quien no lo crea, por las razones que fueren, solo tiene que mirar su entorno o dar un paseíto por nuestras provincias y municipios, y en el Gran Santo Domingo, alargar la vista hasta llegar a los sectores más populares.
Somos dos países en la nación. Algunos observadores más radicales hablan de tres países en uno. Somos la repetición del patrón que se vive en toda la región latinoamericana y el Caribe.
El reto es, como bien ha dicho el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, reducir esas desigualdades. El doctor Isa Contreras ha dicho que para lograrlo hay que mejorar la calidad y la cobertura de los servicios públicos y una articulación más fuerte entre las políticas económicas, laborales y sociales.
República Dominicana está en condiciones políticas, sociales y económicas para emprender el camino de romper con las desigualdades. Si lo logramos, todos quedaremos beneficiados, porque tendríamos una población más educada, con mejor salud, más capacitada para seguir el camino del crecimiento, sin miedo al futuro y la capacidad de consumo será mayor.