Reflexiones a la Zurda: Los Abusadores

Reflexiones a la Zurda: Los Abusadores

Si hay una guerra contra las drogas, muchos de los miembros de nuestra familia son el enemigo. Y no sé cómo libras la guerra contra tu propia familia.
Robert Wakefield – Michael Douglas. Jefe Política Nacional de Drogas, EUA.
Película Traffic (Sodebergh, 2000).

Lo que algunos suelen llamar “República” Dominicana resulta ser una de las mejores series de varias temporadas de todos los tiempos de la industria del entretenimiento global. Cada uno de sus capítulos es un fenómeno de realización y argumento. Pueden ir desde la más absurda comedia, al drama más estremecedor, hasta la secuencia de acción más torpe y torcida. “República” Dominicana es una propuesta audiovisual sin competencia, un espectáculo de giros, diálogos y poses políticas, económicas y culturales única. Somos una sociedad de actores y actrices de primer nivel.
En estos días estamos presentando nuestra última temporada, “Los Abusadores”, que a juzgar por todos los simulacros de aparatajes de autoridad, parece superara en drama e intensidad a la anterior temporada: “Reelección no, Constitución sí”, la cual como recordarán terminó con una incómoda alocución, de gestualidad inolvidable, forzada por una llamada internacional.
El argumento central de “Los Abusadores” gira en torno a la forma de acumulación de privilegios de las elites de la media isla de habla hispana, sus directores inventan un relato de ficción desde el cual hacen un magistral recorrido por la historia de excesos y complicidades de funcionarios públicos, políticos “opositores”, empresarios-lavanderos, líderes religiosos, deportistas, artistas del ruido, abogados, ingenieros, banqueros, contables, policías, prostitutas sofisticadas y sus chulos, influyentes virtuales, peluqueros, guardaespaldas, carga tragos y cigarros, operadores de puntos, narices traga tóxicos y pieles curtidas por la nocturnidad y las jeringas.
“Los Abusadores” es una producción implacable en su demostración de los flujos de dinero, las declaraciones falsas de prensa, las poses simuladas de preocupación, justicia y autoridad. Su puesta en escena es impecable, desde las tomas en ascensores de alta tecnología en torres de apartamentos de lujo, hasta el uso de drones para identificar helipuertos donde aterrizan pocos, hasta secuencias en piscinas de villas y yates de alto costo en proyectos turísticos de acceso exclusivo. La temporada huele a nominación a grandes premios del espectáculo.
En una de sus mejores escenas, aparece una sala enorme con muebles y objetos de altísima calidad estética y sin duda de alto precio, la cámara se acerca a la mesa principal y la toma le muestra al público un arma, relojes sofisticados, un carnet del DNI, una tira de condones, una tarjeta de crédito para clientes exclusivos con límite de millones, dos celulares de última generación y un enorme fajo de billetes. Hasta ese punto parece una escena típica de una película de acción, excepto por el detalle al que apunta la cámara al final, una foto con el político poderoso de turno y un espejo de cuerpo entero con una frase lapidaria: “Todos hemos sido abusadores alguna vez”.
¿Alguien se atreverá a torcer el giro de la historia?

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