Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. (Salmo 23:4)
Este pastor que provee sustento, restaura el alma y guía a sus ovejas por sendas de justicia, también las protege en momentos de peligro. Ser ovejas guiadas no les exonera de las adversidades. De hecho, Jesús advirtió que en el mundo tendréis aflicción. El prometió, en cambio, acompañar a sus ovejas en los pasajes difíciles de la vida, y esa compañía hace un mundo de diferencia porque tiene la virtud de convertir el temor en confianza.
David llama a esas épocas, pasar por un valle de sombra de muerte, que representa aquellos momentos en que la muerte está tan cerca, que nos hace sombra. Se refería a la muerte literal del cuerpo, pero también se aplica a peligros de muerte de otros intereses.
Observemos 3 detalles que traen consuelo y confianza en medio de este valle:
1. David habla de pasar por el valle, no de vivir en él. Esas etapas pasan. Siempre se llega al otro lado, así que se deben soportar, porque al peligro le llegará su final en el tiempo de Dios.
2. David le llama sombra de muerte porque ella está muy cerca. Pero, si somos sensatos, la sombra de muerte no nos puede hacer daño porque no tiene sustancia. Nadie ha sido herido jamás con la sombra de un cuchillo o ha sido atropellado por la sombra de un carro, aunque estos asusten cuando pasan cerca. Por lo tanto, es aconsejable mantener la cordura hasta el último momento aun en circunstancias apremiantes.
3. La compañía del pastor en medio de ese valle, es decir, la presencia y favor de Dios en medio de esas circunstancias, cambia el temor en confianza. No evita la experiencia, pero cambia la actitud con se enfrenta. El Buen Pastor es suficientemente experimentado para ayudarnos a superarlo, pues ha estado allí antes, conoce los peligros y los ha vencido, incluyendo a la misma muerte.
De ahí que David declara que renuncia al temor paralizante. He aquí algunos llamados del Señor a no temer ante diferentes adversidades:
Isaías 41:10 «No temas porque yo estoy contigo; no desmayes porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia».
Salmo 27:1 «Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
Marcos 6:49-50 «Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y gritaron; porque todos le veían y se turbaron. Pero enseguida habló con ellos y les dijo: Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Por otro lado, la vara y el cayado del pastor serán herramientas cruciales para disipar el temor de las ovejas. Con la vara el pastor las protegía de los depredadores. Con el cayado (con un gancho en un extremo) aseguraba y guiaba las ovejas. El toque constante de estos instrumentos en el suelo a menudo eran suficientes para orientar a las más distraídas.
Por similares motivos, la protección y guía de Dios nos alientan y echan fuera el temor. Su presencia nos garantiza ambas cosas. Dios nos protege con su poder y nos guía a través de su palabra.