El discurso presidencial
En la rendición de cuentas del día de hoy ante la asamblea nacional el Presidente Luis Abinader esbozó las líneas principales de su gobierno, las que está actualmente realizando, las que tiene en fase de ejecución y las que se encuentran en planificación. No cabe duda de que, con la carga emocional que le impregna a su discurso, está poniendo todo su deseo e interés de que todo lo dicho por él se haga realidad.
Hace varias semanas escribí un artículo titulado: “El sueño de Abinader, refundar la República”, donde expresaba que era extraño que un empresario soñara con realizaciones positivas hacia su pueblo. Lo natural es que quienes se dedican a la actividad comercial les interese más defender sus particulares proyectos y los de su clase que los del pueblo. Al oírlo no tengo duda de que conocer de confín a confín la realidad palmaria de la nación, lo ha motivado a asumir las causas que con vehemencia defiende.
En esa casi hora y media de informes y promesas el primer mandatario de la nación hizo galas de un conocimiento cabal de los más acuciantes problemas del país. No solo está bien intencionado Abinader, sino también muy bien informado, lo que hace colegir que sí puede poner el dedo en las llagas ancestrales que, como taras, son parte consanguínea de la enfermedad del cuerpo social dominicano.
Escuché con atención su discurso porque era su primera rendición de cuentas, pero también interesado en conocer cuáles son sus planes para sacarnos de la coronacrisis en que vivimos hoy, tratando de evitar que, como casi todos los políticos, lo analizara con un espíritu crítico más que de reconocimiento de lo realizado por su gestión hasta ahora.
El presidente llenó las expectativas porque llevó esperanzas en medio del desolador resultado que, en términos sanitarios y económicos, sufre la región producto de la pandemia. Mal hubiese hecho Luis con solo llevar desconcierto al alma atribulada de una población, que tiene de encerrada en sus casas casi un año. Un poco de esperanza era necesaria en estos momentos, a sabiendas de que recursos no tendremos para acometer tan magna tarea como esa que desea realizar el ungido por el soberano.
De todo cuanto dijo el Presidente solo 10 me parecen indudablemente fundamentales y que deben ser el eje motor de su accionar gubernamental. No es que las demás no tengan importancia, solo que creo que son producto de una continuidad de política de Estado que no importa quién gobierne, le tocaría realizar de obligada manera. En este decálogo de gestión valoro aquellas donde
debe centrar sus esfuerzos, por la prioridad que como tinte particular serán sus obras, a saber:
1- El plan de vacunación, que debe extenderse rápidamente a toda la población para evitar más muertes y temor al contagio con y ello devolver tranquilidad a la ciudadanía, que inquieta desea se termine esta tragedia a la mayor brevedad posible.
2-El compromiso por la ética y la transparencia del que ha hecho su principal bandera, su logro más paradigmático pero que, a la vez, es la apuesta más peligrosa ante la realidad de una idiosincrasia nacional que puede al final pasarle cuentas, porque una cosa es quererlo y otra muy diferente lograrlo. Aunque tengo mis dudas por razones históricas considero que ese es su mayor estandarte.
3- Mantener y ampliar los programas asistenciales, para que le dé la oportunidad a que personas vulnerables sean beneficiarias, incluso muchos de su propio partido que también tienen derecho y que la están pasando muy mal, en medio de la situación en que vivimos.
4- El tendrá que ampliar aún más su anunciado apoyo al INESPRE y a PROMESE, para contrarrestar las alzas injustificadas que le hacen los amigos de la burguesía empresarial, quienes con tal acción acogotan los magros ingresos de la clase media y la baja, que no soportan más el aumento de la canasta básica.
5- La inversión más justificable y necesaria es la de 8 ,850 millones de dólares que cuantiosamente se hará en el sector agua potable, que es correctísimo porque, ¿cómo podemos invertir en obras de infraestructura, cuando la población carece del esencial líquido, tanto para consumo como para la agricultura?
6- Reactivar el turismo debe ser nuestra principal prioridad. Medidas para fortalecer los polos existentes son necesarias, pero el de Pedernales debe ser realizado en alianza público privada o con fondos de países interesados, porque desarrollar un nuevo polo turístico toma tiempo y los problemas que tenemos ameritan soluciones prácticas de resultados inmediatos.
7- El control de nuestras fronteras es una vieja y sentida necesidad. Construir esa verja, que viene a sustituir la propuesta del muro utilizando los medios tecnológicos para hacer más segura la línea divisoria entre nuestras dos naciones, es, sin dudas, una de las más valientes decisiones que ha hecho el primer mandatario
8- Lo del peaje sombra de Samaná es inequívocamente algo que tenía que resolverse, porque ese costo es impagable para la realidad económica de nuestras cuentas nacionales. Aplaudimos la voluntad presidencial de buscar una
fórmula legal para resolverlo, pero que este caso sirva de ejemplo, que no siempre las alianzas público-privadas van en conveniencia con los intereses del Estado dominicano.
9- Lo de la revisión a la ley de hidrocarburos es una excelente decisión, porque la población está hastiada de los continuos aumentos semanales de los combustibles. Es un verdadero abuso, porque los beneficios y el impuesto que se le cobra hace que los mismos alcancen precios astronómicos, sobre todo una ciudadanía que tiene salarios de miseria que no están dolarizados.
10- El Presidente exhibe como su presea mayor la independencia del ministerio público, el fin de la impunidad, que como todos debemos estar de acuerdo, pero que hasta ahora para lo que sirve es para destruir a la clase política y a los funcionarios que son simples alfiles de este juego, al menos mientras no se toquen a los potentados, a los corruptores principales. Hasta entonces no tiene sentido alguno hacerlo, porque llevaremos a la justicia y posteriormente a la cárcel a los mandaderos, pero a los auténticos beneficiados no,
Creo que el Presidente, en su interés de hacer las cosas rápido y bien, no ha tomado en cuenta que su gobierno no tendrá los recursos para hacer tantas cosas y planes como los anunciados, porque los gastos corrientes del Estado lastran nuestras finanzas.
Creo que debe revisar las que en verdad sea posible ejecutar, porque diversificar lo muy poco en lo mucho hará que lo que se realice no tenga valor de gestión, y en países como los nuestros hay que presentar obras reales para que el pueblo entienda que se trabajó y que se invirtió.
Las realizaciones en patrimonio inmaterial no son tomadas en cuenta, ni se cobran posteriormente réditos electorales. Lo digo porque los ejemplos están ahí.
Del 1978 al 1986 los gobiernos del PRD construyeron la democracia, se crearon muchas instituciones y pequeñas obras en toda la geografía nacional, pero fue abatido de muerte en las elecciones de mayo de 1986, al calor de las grandes obras de relumbrón promovidas en la campaña por el personaje Don Chencho, con la popular frase que retornó el reformismo al poder: “Esto lo hizo Balaguer.”