AME4967. LIMA (PERÚ), 15/09/2020.- Personal sanitario en compañía de soldados del ejército participan en la mega operación "Tayta" que consiste en la realización de triaje del coronavirus en la población del distrito de Villa María del Triunfo, hoy en Lima (Perú). Medio año después de haber sido el primer país de Latinoamérica en decretar la cuarentena obligatoria por el COVID-19, Perú es uno de los epicentros de la pandemia con más de 730.000 contagios y casi 31.000 muertes, pero el virus ha sido eclipsado por el juicio político al presidente Martín Vizcarra. EFE/Paolo Aguilar
Cuando pierda todas las partidas
Cuando duerma con la soledad
Cuando se me cierren las salidas
Y la noche no me deje en paz
Cuando sienta miedo delsilencio
Cuando cueste mantenerse en pie
Cuando se rebelen los recuerdos
Y me pongan contra la pared
Resistiré
Erguido frente a todo
Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla
Pero siempre sigue en pie
Resistiré
Para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
Resistiré, resistiré
Cuando el mundo pierda toda magia
Cuando mi enemigo sea yo
Cuando me apuñale la nostalgia
Y no reconozca ni mi voz
Cuando me amenace la locura
Cuando en mi moneda salga cruz
Cuando el diablo pase la factura
O si alguna vez me faltas tú
Resistiré
Erguido frente a todo
Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla
Pero siempre sigue en pie
Resistiré
Para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
Resistiré, resistiré. Dúo Dinámico, canción
El año 2020 se inició con la pesadilla de que un virus nuevo y muy contagioso había nacido en China, en la ciudad de Wuhan. Estaba lejos,muy lejos para nuestro horizonte de comprensión.
El bichito era más activo de lo previsto y de repente Europa se vio contaminada, especialmente Italia y España, luego siguió Gran Bretaña. Y el COVID 19 se hizo presente en el mundo,y la gente comenzó a contagiarse, y muchos comenzaron a morir.
Estados Unidos,que negaba su existencia, y tomó las medidas preventivas de lugar, explotó y tiene a su haber casi 200 mil muertes. Lo mismo ocurrió con Brasil. Hace justo seis meses que en República Dominicana se declaró el estado de emergencia. El mundo se detuvo por largos meses, y la crisis sanitaria degeneró en crisis económica,social y sicológica.
Ante la inminencia del peligro, nos encerramos en nuestras casas. El miedo, la incertidumbre, la preocupación, y el desconcierto se apoderó de nuestros corazones. ¿Qué nos deparará el futuro? ¿Qué significación tiene para la vida un ser microscópico y destructivo? ¿Qué pasará con la economía?¿Cuándo nos podremos juntar con los nuestros?
Entonces el virus llegó para quedarse en el país.
Y la gente,los de siempre, los sin nombres, los que solo significan números y votos; ellos,los desarraigados de todo, salieron de nuevo a las calles temiendo más al hambre que a la letalidad del virus.
Comenzó el teletrabajo. Y de inmediato se rompieron nuestras rutinas para crear otras. La vida se redujo a existir y a resistir. Losprimeros meses de la pandemia fueron los más duros. Un nuevo elemento se impuso en la cotidianidad, la covidianidad de hoy: la mascarilla. Y como siempre, el capitalismo y la ley del mercado se hacen creativos, y comenzaron las marcas “chics”a hacer diseños únicos para los bolsillos muy exclusivos de sus clientes.
Lospobres, sacaron sus ingenios y se inventaron y crearon las suyas, con telas viejas, con ropas usadas, con lo que fuese, aunque no tuviera la calidad ni la higienenecesaria. Lo importante era tapar la boca y la nariz (a veces).
En la soledad de esta larga cuarentena que se ha hecho interminable, nos tuvimos que olvidar de los abrazos y los besos.
A diferencia de la pandemia de 1918, esta vez, por suerte o desgracia, la soledad fue menos dura porque contamos con el beneficio de la cibernética, y el zoom se hizo popular, y aprendimos nuevos programas para sentirnos conectados con la vida.
En este domingo en la tarde, el tiempo que dedico a escribir mis Encuentros, reflexionaba que el ser humano tiene una gran capacidad de resistencia y de resiliencia. Hemos tenido que aprender, a fuerza de soledad y esperanza, que la vida nos coloca en posiciones difíciles, pero debemos resistir, resistir, resistir, ¡RESISTIR!
La pandemia mostró nuestras fortalezas y debilidades como humanidad. Somos capaces de la mayor solidaridad y entrega posibles en momentos de crisis, como han demostrado los médicos y todo el personal sanitario, que día y noche, sin descanso y sin sosiego han ayudado a salvar vidas. Mostró el rostro egoísta de los dueños de corporaciones que su eterna lógica del ganar-ganar y ganar, despidieron a muchos que se quedaron sin sustento.
Mostró el rostro banal de algunas personas, que asumieron la pandemia como un receso para el derroche y la banalidad más absurda.
Quizás la pandemia, sencillamente, ha mostrado el rostro talcual es de la gente, de la humanidad toda entera: a veces buena, a veces solidaria, a veces egoísta, a veces inconsciente.
En lo personal he acariciado y valorado esta soledad impuesta.
No niego que el tedio del encierro a veces me nublara los sentidos y quería escaparme de la casa y correr hacia los míos y abrazarlos. No niego tampoco que al ver a mis hermanos de vida y sangre por las nubes del zoom me evocara mejores momentos vividos y la nostalgia me arropara hasta el punto de llorar.
No niego que añoraba, y añoro todavía, el encuentro con los amigos para ponernos al día, o sencillamente saberse acompañado y ponernos al día de nuestras vidas. Sin embargo, la soledad impuesta me enseñó el valor del encuentro con uno mismo.
Esta es una oportunidad única para hacer la introspección necesaria que la prisa cotidiana te impide. Conocerte mejor, valorarte, juzgarte y analizarte, un momento excepcional en la vida. Hice balance de mi vida, y concluí que soy una mujer bendecida. Y por haber llegado a esa conclusión, di las gracias al Dios de la vida, al cielo infinito por las bondades recibidas. Agradecí lo que tengo y lo que me falta.
Agradecí todo lo recibido y lo que anhelé y no pude lograr. Bendije el amor por lo pequeño y cotidiano, lo nimio que sehace grande a los ojos de la naturaleza que se recrea y renace a pesar de los embates y golpes que le propiciamos los humanos. Ella resiste, y a pesar del dolor se reinventa y vuelve a renacer. Así debemos ser nosotros los humanos: seres capaces de reinventarnos en medio del dolor y la pandemia.