Los refranes son recursos educativos domésticos y folklóricos, con especial valor cuando conllevan una enseñanza de carácter moral incuestionable.
La logorrea es un hábito muy practicado por políticos, pero en muchos de ellos se convierte en enfermedad que los ciudadanos perciben, calificándolos de habladores de “teta e’yegua y pluma e’burro” aunque en lenguaje normativo son logorreicos.
En su afán de prometer cosas, los políticos pasan el límite de lo posible siendo calificados de “buche y pluma no más” o “bulteros” y si logran ser electos olvidan trabajar para cumplir lo prometido y solo disfrutan de las mieles del poder, pasando a ser ergofóbicos porque desprecian o tienen miedo al trabajo “como el diablo a la cruz”.
Debo terminar esta colaboración con una frase que es adagio repetido por sociólogos, filósofos en todo el mundo: “Los hombres y mujeres superiores (como la procuradora Miriam Germán) son personas de pequeños discursos y grandes realizaciones”.