Según nota de prensa, el déficit fiscal en los primeros once meses de este año es de RD$67,148.1 millones, lo cual llamará la atención de algunos, y eso, por su trascendencia nos ha incentivado a tomarlo como tema.
En lo público los resultados de los presupuestos no tienen la relevancia de los presupuestos privados, puesto que en sus objetivos cada uno presenta características notables, nos explicamos: en los presupuestos del Estado primero se consideran las necesidades y segundo se procede a gestionar los ingresos necesarios, apoyándose en el poder de coerción en la actividad financiera de que disponen los Estados, por su representación del interés general en las sociedades.
En cambio, en los presupuestos privados, primero se presupuestan los ingresos y en segundo término los egresos, con la finalidad que haya diferencias a favor de los propietarios, que su objetivo por razones obvias.
Es bien sabido que el Gobierno actual ha tenido que ejercer sus funciones en condiciones precarias por razones que no hay que repetirlas, las cuales le han impedido ejecutar sus planes presentados a los electores, lo que ha dado lugar a presiones por parte de los afectados debido a la falta de recursos, puesto que no ha podido ajustar el régimen tributario, que es su fuente principal de financiamiento, sufriendo presiones de las masas y de la oposición que le critican utilizar prestamos y también le impiden hacer ajustes por indexaciones.
Ha sido notoria la eficaz gestión de las Administraciones Tributarias que con sus resultados recaudatorios ha permitido al Gobierno realizar una encomiable labor de evidentes éxitos gubernamentales a pesar de la precariedad de los recursos comparados con las exigencias de servicios públicos vigentes al recibir el poder.