Remedios a la crisis haitiana

Remedios a la crisis haitiana

José Miguel Gómez

La crisis haitiana tiene su diagnóstico: crisis política, económica, social, sanitaria, humana y pobreza crónica. Aún más, el Estado haitiano no existe, no hay forma de poner control, detener las bandas ni la espiral inflacionaria en los combustibles, alimentos y medicina.

Literalmente, Haití es el país mas pobre del hemisferio occidental, con un estancamiento cultural y social que le ha impedido comprender los cambios de la posmodernidad. El sistema de creencia, los hábitos y comportamientos sociales y mágico religioso son de inicio de siglo XIX. Para mal, no hay una clase gobernante, ni política, ni intelectual, ni religiosa que llame al diálogo.

Para mala suerte, la comunidad internacional tiene como prioridad la guerra: Rusia contra Ucrania, los conflictos de Corea del Norte, y los daños colaterales de esos conflictos.

La ONU, OEA y la Unión Europea, al igual que Canadá, Francia y EE. UU. Son apáticos a la crisis haitiana.

Para desgracia, Haití no tiene petróleo, oro, bauxita, plata, litio, cobre, o lugar estratégico en la región que puedan las colonias ocupar o invertir para tener el control de Haití.

Décadas atrás, los cascos azules, los militares de la ONU, de diferentes países, vivieron la experiencia negativa: “Haití es un Estado o un pueblo que no se acostumbra a la vida civilizada, al orden, las reglas o normas de una democracia”.

Ahora, el conflicto es mayor, cada provincia tiene su propia banda armada, cobran peaje, hacen negocios, controlan el combustible, la vida de las personas; asesinan, secuestran, incendian, realizan atracos, siembran el terror y el miedo.

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La respuesta masiva de los haitianos es pasar a la Republica Dominicana; buscar la protección, trabajo, comida, medicina, combustible, seguridad y sobrevivencia, como primera condición del que existe.

Duele decirlo y asimilarlo; le toca a la Republica dominicana elaborar su propia táctica y estrategia frente a la crisis haitiana; no es cargar con Haití, no es resolverles el problema a los haitianos ni organizar el Estado, ni detener a las bandas.

La estrategia es poner límite y controles más rígidos en la frontera. Supervisión mixta de las fuerzas armadas dominicana, inteligencia y estrategia focalizada.

El Estado dominicano debe responder con migración de forma ordenada pero consistente, en un plan de deportación en las áreas más vulnerables donde la población haitiana incide en el país de forma desorganizada.

El otro plan es con el sistema agrícola y la construcción, para darle contrato de trabajo con fecha de caducidad, lugar donde vive en el país, foto de control y contacto familiar dentro y fuera del territorio.

Recordar que no se puede esperar que el Gobierno haitiano dé papeles; el Estado en Haití no existe.

El país debe continuar con la presión con los organismos internacionales y cada embajada dominicana en el extranjero hacer lo mismo.

República Dominicana debe activar sus respuestas en función de sus leyes, sin miedo y sin aceptar chantaje, ni presión de otros países que hoy lucen apáticos e indiferentes, pero, si se desata un conflicto armado, victimizan al pueblo haitiano, nos ponen penalidades y nos cuestionan en los mismos organismos que se mantienen ausente a la crisis haitiana.

Necesitamos remedios, tácticas y estrategias de forma sostenida y coherente, no en SOS como respondemos a todos. Haití es una conflictividad sin capacidad de respuesta, y para los organismos internacionales no es su prioridad.