Renzo Piano nació en Génova en 1937, descendiente de una importante familia de constructores genoveses.
A los 18 años, Renzo Piano decidió que quería ser arquitecto. “Nunca olvidaré el día que lo dije a mi padre. Me miró por un momento (era un hombre de pocas palabras) y me dijo: está bien, pero ¿por qué quieres ser arquitecto cuando puedes ser constructor?” En la familia de Piano, el constructor era considerado un dios, y por supuesto, Piano se convierte en un arquitecto con gran pasión por la construcción. Para Piano, la técnica no se trata de “saber hacer las cosas”. En la antigua Grecia la palabra techne también define el arte, el proceso de ideación y creación, y esto es lo que significa para Piano.
Puede leer: Andy Warhol: El Icono del Pop-Art Americano
Se graduó en arquitectura en el Politécnico de Milán en 1964 y tuvo su primera experiencia laboral con Franco Albini, Marco Zanuso, Louis Kahn, etc. Comenzó a diseñar y realizar sus primeros estudios experimentales siguiendo el ejemplo de su amigo y maestro Jean Prouvé. Entre sus primeros proyectos, el pabellón para la XIV Trienal en 1966, fue publicado en las revistas de arquitectura Domus y Casabella, Piano diseñó en esos años el pabellón de la industria italiana en la Expo de Osaka de 1969. En 1971 empezó a colaborar con Richard Rogers y en 1977 con Peter Rice. Es la época del proyecto del Centro Georges Pompidou, una de sus obras más famosas y discutidas. A partir de ahí, la carrera de Piano se volvió imparable, en 1981 funda su oficina en Génova, desde donde crea edificios y complejos urbanos por todo el mundo, utilizando materiales y tecnologías de última generación. Desde el Estadio San Nicola di Bari (1987), hasta el aeropuerto de Osaka (1988), el Museo de Ciencia y Tecnología de Ámsterdam (1992), el rediseño de la Postdamer Platz de Berlín (1992) el Lingote de Turín (1994), el Palacio de Justicia de París (2018), el Museo de la Academia de Cine de Los Ángeles, y decenas de grandes proyectos alrededor del mundo.
Ha recibido premios y reconocimientos en todo el mundo, primer italiano en el ranking de la revista Time de las 100 personas más influyentes del mundo en 2006, embajador de la Unesco desde 2007, senador a vida desde 2013, el premio más prestigioso, el Prizker (el Nobel de Arquitectura) le fue concedido en 1998.
Su visión del mundo estuvo profundamente influenciada por crecer junto al mar. Esto es lo que da forma al juego de luces tan fundamental en las obras de Piano: “la luz se mete bajo la piel, especialmente si creces en el Mediterráneo. No es un mar, es un consomé de cultura, es una concentración de color, luz, vibraciones, sonidos y voces, y, si tienes oídos para escuchar y ojos para ver, se convierte en parte fundamental de tus riquezas y experiencias. La luz es mágica, quizás sea uno de los materiales de trabajo más importantes para los arquitectos.
Sin dudas la obra que hizo famoso a Renzo Piano en todo el mundo fue el Centro Pompidou, simplemente “Beaubourg” para los parisinos. Estamos a finales de los años 60 y los espacios de cultura en Francia atraviesan un periodo difícil. Georges Pompidou, nuevo presidente de la República, decide crear un nuevo centro de arte contemporáneo. La idea era crear una verdadera y polifacética incubadora cultural, que se construirá en una zona central de París, a pocos pasos de Notre-Dame.
En 1971, la pareja formada por Renzo Piano, de 34 años y Richard Rogers, ante un jurado internacional de arquitectos y expertos, derrotó literalmente los 700 proyectos participantes. A pesar del gran éxito de crítica que lanzara a Piano y Rogers a la escena internacional, el proyecto causó mucho revuelo. En ese tiempo los museos eran vistos como custodios físicos de obras de arte, Piano invierte este concepto: un museo es efectivamente un contenedor de obras, pero también y sobre todo un lugar de encuentro, una plaza cultural. El concepto, fundamentalmente del Beaubourg, es de un edificio flexible, con elementos externos que se pueden quitar o reemplazar. El proyecto original era aún más radical e incluía suelos móviles y vallas publicitarias electrónicas gigantes. El edificio se ha definido como una obra de arte que contiene otras obras de arte.
Una de las principales características de Renzo Piano es su compromiso cívico. Ha creado edificios para museos y centros culturales para promover la valorización de las culturas de todo el mundo, el conocimiento y la investigación. Piano siempre ha estado comprometido con la reurbanización de los espacios urbanos, estudiando la mejor manera de integrar sus edificios en el tejido sociocultural en que se construirían. Proyectos como el Lingotto de Turín, una fábrica en desuso convertida en centro cultural, o la remodelación de la PotsdamerPlatz de Berlín tras la caída del muro o, su proyecto para el nuevo Puente (Morandi) en Génova luego del colapso en 2018, demuestran su sensibilidad humana. Las obras de Piano son únicas, obras palpitantes de las ciudades y lugares en los que surgen, son obras cercanas a las personas.
“Yo construyo barcos voladores” dice el ganador del Premio Prizker Renzo Piano recordando algunos de sus edificios más emblemáticos: el Shard (2009-2012) (rascacielos de 73 niveles) en Londres, la Academia de Ciencias de California (2005-2008) (uno de los mayores museos de historia natural del mundo) en San Francisco y el muy querido Centro Pompidou en París. Todos diferentes, muchos de ellos revolucionarios, unidos entre sí por un hilo conceptual que llega hasta los proyectos actuales en ejecución: el nuevo complejo de oficinas y negocios que marcará la regeneración de Paddington Square, en Londres, y un proyecto para ampliar el territorio del Principado de Mónaco en aproximadamente seis hectáreas hacia el mar. “Todos mis edificios vuelan, lo cual, si lo piensas bien, tiene mucho sentido, dado que un arquitecto pasa su vida luchando contra la gravedad”.
Su trabajo abarca muchos sectores: desde pabellones de ferias, hasta la recuperación de estructuras históricas, de estudio de materiales, hasta el diseño de embarcaciones y mobiliario. La arquitectura de Piano no se remonta a ninguna escuela, corriente o estilo: su idea de diseño “no se basa en una teoría, sino más bien en una manera de abordar el proyecto”, con una “interacción constante entre los aspectos constructivos (tecnológicos, científicos, productivos) y poéticos”.
Es dificilísimo elegir solo algunas obras de este prolífico y creativo arquitecto, pero aquí presentamos algunas de las más significativas de su producción.
El Centro Cultural Jean-Marie Tjibaou, Numea (1998). Este centro está ubicado en Nueva Caledonia, en el Pacífico, fue diseñado para celebrar la cultura indígena de los Canachis. Piano combina las habilidades constructivas de este pueblo y su vínculo con la naturaleza con materiales modernos (vidrio, aluminio, acero), creó diez conchas monumentales de 30 metros de altura, inspiradas en las casas tradicionales de los jefes tribus.
El Auditorio Parco della Música de Roma (2002). Inaugurado en el barrio Parioli de Roma, se extiende sobre una superficie de 55 mil metros cuadrados. La forma recuerda a la de un escarabajo y las tres zonas principales están formadas por tres salas de conciertos, en diferentes cubiertos con láminas de plomo dispuestas en forma radial sobre el teatro al aire libre.
El primer edificio de Milán del 2004 es la renovada sede del periódico Sole 24ore donde vuelve una vez más el tema de la ligereza, de trata de una estructura industrial de los años 50 formada por cinco bloques rectangulares alrededor de un patio. En este patio, Piano coloca una gigantesca colina verde con altos árboles que son visibles desde el externo. Entre las numerosas obras recordemos: Centro Botín de Arte y Cultura (2012-2015); City Gate de La Valeta (2011-2015); Expansión del Museo de Arte de Harvard (2010-2014); Central Saint Giles Londres, 2010); Edificio del New York Times (2003-2007); Zentrum Paul Klee (Berna, Suiza) (2005); Maison Hermes Tokio, (Japón, 2001); Memo – Museo de Ciencias (Ámsterdam, 1997); Museo Fundación Beyeler (Basilea, Suiza, 1997); Museo High de Arte, (Atlanta, Georgia 1983).
“Tú no debes mirar los edificios, debes mirar los ojos de las personas que miran los edificios” Renzo Piano