Envalentonados, los republicanos buscan ávidamente recuperar el poder en el Congreso de Estados Unidos, quebrar el control unipartidista demócrata en Washington y poner en jaque el futuro de los planes del presidente Joe Biden.
Con una mayoría estrecha en la cámara baja y paridad en el Senado, los demócratas enfrentan una nueva generación de candidatos republicanos que podrían arrebatarles el poder en el poder legislativo. Entre ellos hay políticos novatos, negacionistas del resultado de las elecciones de 2020 y extremistas que toman su inspiración del expresidente Donald Trump.
En las elecciones de medio mandato presidencial del martes, los republicanos podrían llegar al Capitolio con promesas de echar por tierra las ideas de Biden y al mismo presidente con investigaciones, supervisión e incluso un posible juicio político.
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Estas son las primeras elecciones nacionales desde el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2020, y los ánimos están caldeados. El reciente ataque violento contra el esposo de Nancy Pelosi, la presidenta de la cámara baja, ha provocado estupor, y las agencias nacionales de seguridad advierten sobre nuevas amenazas.
El partido de Biden trata de aferrarse a su margen tenue. Están en juego las 435 bancas de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Si los republicanos toman el control de la cámara baja y posiblemente del Senado, la capacidad de gobernar enfrentará nuevos retos. “Estoy convencido de que tendremos un período de gobierno definido por los conflictos”, opinó Brendan Buck, asesor de los dos últimos presidentes republicanos del poder legislativo.
Históricamente, en los gobiernos divididos ha existido la posibilidad de negociaciones bipartidistas, pero los candidatos republicanos están haciendo campaña con promesas de frenar a los demócratas. Sin un plan unificado propio, los republicanos se precipitan hacia crisis y enfrentamientos al prometer recortes al presupuesto federal, negarse a elevar el límite de deuda de la nación y vacilar en la ayuda a Ucrania en la guerra con Rusia.
Todo apunta a un impasse potencial. “Dejarán muy en claro que el pueblo tiene un nuevo comisario”, agregó Buck. El líder del bloque republicano en la cámara baja, Kevin McCarthy, que tomará la presidencia si los demócratas pierden la mayoría, ha reclutado la camada más diversa racialmente de la historia, con gran número de mujeres, pero también hay un grupo de fieles de Trump, escépticos y negacionistas, algunos de los cuales rondaban por el Capitolio el 6 de enero.
Trump ha respaldado a casi 200 candidatos a ambas cámaras, aunque no todos eran los preferidos de McCarthy y del líder del bloque de senadores Mitch McConnell.
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En un indicio del clima político tóxico que reina en el país, Pelosi canceló la mayoría de sus actos públicos en la última semana de campaña, después que un intruso irrumpió en su casa en San Francisco durante la noche a gritos de “¿dónde está Nancy?” y golpeó a su esposo en la cabeza con un martillo. Las autoridades han dicho que fue un ataque intencional.
“La gente me pregunta, ¿qué puedo hacer para que te sientas mejor?”’, afirmó Pelosi en una videollamada con activistas de base. “Yo les digo, ¡Vota!”’.
A medida que cierren los comicios el martes por la tarde en el este del país, los resultados de las primeras contiendas podrían dar la tónica. En la lucha por la cámara baja, el enfrentamiento en Virginia entre la demócrata Elaine Luria y el republicano Jen Kiggans, ambos veteranos de la Armada, da una imagen instantánea. Luria, elegida en 2018 en la reacción contra Trump, y ahora miembro de la comisión que investiga la insurrección del 6 de enero, podría perder.
El campo de batalla por el Senado se concentra en cuatro estados altamente disputados, que podrían resolverse por márgenes estrechísimos. En Georgia, Arizona y Nevada, los demócratas tratan de conservar sus bancas, En Pennsylvania, el demócrata John Fetterman y el republicano Mehmet Oz contienden por una banca desierta, y el resultado podría ser crucial para determinar qué partido controla la cámara alta.