Resentimiento y poder

Resentimiento y poder

Guido Gómez Mazara

La lucha por el poder produce la sensación de construir triunfos que trascienden lo electoral, y el énfasis tendente a demoler cualquier manifestación de competencia perturba al receptor de la favorabilidad porque en el fondo de su corazón presumen los cambios en las simpatías de los ciudadanos. Un estudioso de las veleidades del pueblo dominicano calificó el ir y venir de los hombres públicos, señalándonos lo fácil en el país de ir del exilio al solio y del solio al exilio.

El toque de desgracia que rebota la puerta en tiempos de desgracia política tiene de alentador la factibilidad de un retorno cargado de experiencia y cuentas por cobrar. Inclusive, con posterioridad al 30 de mayo de 1961, una altísima cuota de derrotas éticas y procesos de anulación moral, cuentan con un trasfondo. Reconozco la factibilidad de los encausamientos y la montaña de pruebas, activadas en el interés de radiar las manías corruptas, aunque la mano que mueve la cuna no pueda ocultar su intención fatal.

Sin guardar las formas y replegado en un reconocimiento post daño, el primer presidente llevado a los tribunales nunca pensó que un decreto impidiéndole a un viejo aspirante utilizar los helicópteros para desplazarse en la campaña, terminaría creando las bases de una vendetta y causa de recluirse en la embajada de Venezuela. La obstinación por obstruirlo y/o edificar una aspiración presidencial desde el Senado, habilitó resultados desfavorables, retorno del adversario histórico y fuente de fragmentación de la organización de mayor arraigo popular. La carga personal, después de una derrota en la competencia interna y compensación financiera en el Banco de Reservas, allanaron el camino para un tinglado conspirativo que impidió la victoria en el año 2012 del PRD. Y para entender el éxito del PRM, resulta indispensable poner en contexto los alcances de un discurso sobre la superioridad de una gestión, lanzados por el ministro poderoso y armador por excelencia de las victorias del PLD, antes de la ruptura definitiva y estructuración de la Fuerza del Pueblo.

Creer que el memorial de resentimientos con tintes de rivalidad y competencia política representan etapas superadas no es correcto. Los escenarios pueden adquirir tintes diferentes pero la carga venenosa no puede ser ocultada por siempre. Y lo terriblemente dañino radica en la capacidad de reproducirse en “nuevos exponentes” de fascinación por gestos falsos y dispuestos a levantar la daga artera contra todo lo que sientan como discrepante o potencial adversario. La carga de resentimiento desde el poder termina devolviéndose. Afortunadamente, la historia es rica en ejemplos.

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