Los operadores del mercado apuestan por que la Reserva Federal (Fed) se encamina a su endurecimiento más agresivo de la política monetaria en casi tres décadas, en su esfuerzo contra un repunte de la inflación impulsado por las materias primas.
Hay expertos que prevén una nueva subida de los tipos de interés de 225 puntos básicos para finales de año, en adición a los 25 puntos básicos ya aplicados en marzo.
Una publicación del diario español El Economista.es advierte de que la Fed no ha realizado tantas subidas -250 puntos básicos- en un año desde 1994, un año famoso por su brutalidad para los inversores en bonos, que incluso incluyó una subida de 75 puntos básicos.
El último año en el que hubo más endurecimiento fue a principios de la década de 1980, cuando Paul Volcker estaba al frente del banco central.
Con la inflación de EEUU dirigiéndose al 8%, una tasa no vista en 40 años, los funcionarios de la Fed han adoptado un tono decididamente más duro.
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Inflación
Prueba de ello la dio el miércoles Lael Brainard, nominada por Joe Biden como futura vicepresidenta de la Fed, que pese a ser una dovish habitual, abogó por ejecutar las subidas de tipos necesarias para combatir la inflación y adelantaba que la reducción de balance de la Fed se acometerá rápidamente desde la reunión de mayo.
El impacto que ha tenido la guerra en Ucrania sobre los precios a nivel mundial, sobre todo en los reglones energético y de alimentos, permite un mayor radio de acción en el endurecimiento de la política monetaria.
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«Con la guerra de Ucrania ha disminuido el riesgo de un error de política monetaria. Independiente del desenlace a corto o medio plazo, el estallido bélico pone fin a 30 años de optimización de la cadena de suministro, llevada a cabo sin consideración alguna de los riesgos políticos”. plantea Yves Bonzon, CIO del banco privado suizo Julius Baer.
En consecuencia, el gasto de los Gobiernos occidentales -es decir, su política fiscal activa- y las inversiones privadas que se han visto obligadas a repatriar numerosas actividades generarán un estímulo estructural para la demanda de inversión interna y, por tanto, para el crédito al sector privado.
Es muy probable que el multiplicador monetario empiece a subir de nuevo y eso lo cambia todo.
A diferencia de lo ocurrido durante los últimos 30 años, en los que el más mínimo ajuste de política por parte de la Fed desencadenaba una crisis financiera en un plazo más o menos breve, obligando al banco central a dar rápidamente marcha atrás, el margen de ajuste que el sistema puede absorber.