Zaidy Zouain Hidalgo, aquella niña bella a quien el suscrito levantaba del cochecito donde su también bella madre Rosario Hidalgo de Zouain paseaba, réplica árabe de Shirley Temple, que evolucionó a consagrada y talentosa periodista, catedrática, poeta y escritora, transmigró a las escarpadas regiones ignotas desde donde nadie ha retornado, este agosto diez, 71 años, por varios quebrantos de salud, esparciendo un vacío y un irrestañable penar en quienes valoramos sus grandes condiciones humanas como periodista y escritora, a quien amamos.
Contuve la respiración por su deceso, que inminente esperaba angustiado, interesándome a diario por su salud por nuestro mutuo afecto Amparo Flores, ser humano excepcional por sus grandes gemas espirituales.
Zaidy laboró por un buen tiempo en La Información, el gran diario de Santiago, el Cibao y el país, incursionando en otros periódicos, produciendo un espaciotelevisivo, siempre activa, siempre amable, siempre dispuesta a servir, siempre bella, con aquel rostro deslumbrante que pudo promocionar reputadas lociones de belleza femenina, y portadas de revistas sociales de periodismo rosa.
Además de su exitoso ejercicio como periodista de alto nivel, Zaidy fue escritora, autora de ensayos sobre José Martí
Zaidy incursionó con éxito como poeta, escribiendo el poemario Lilibeth, donde demostró incuestionable talento, originalidad, estilo, gracia, fino trato, alternando con alegría innata