Restauremos los cimientos

Restauremos los cimientos

Todo inicia en la niñez, con problemas de abandono, rechazo, orfandad.
Hijos que, de alguna manera, fueron dejados solos, física o emocionalmente, y, en la adultez, siguen siendo perseguidos por pensamientos errados, como consecuencia de estos hechos.
Se sienten inferiores, menospreciados y usan la fuerza, para lograr el sometimiento, de quienes se han hecho dependientes, como única forma de retener lo que, según sus vivencias constantes, siempre pierden.
Traumas, pensamientos lacerantes, son los que, como saetas afiladas, como zarza punzante, dirigen la conducta de los que son capaces de golpear, maltratar y conducir hasta la muerte, a quienes creen llenan sus vacíos y responden a sus necesidades.
¿Cómo sanar jóvenes que, probablemente, estén viviendo una tortura mental y no saben cómo vencer estos fantasmas?
¿Cómo hacer menguar estos hechos que traen resultados tan dolorosos?
Restaurando los cimientos.
Realicemos una aguerrida labor, empuñando una efectiva arma de guerra: lograr el cambio de mente, la renovación del entendimiento, a través del conocimiento de la Escritura.
Tracemos estrategias para enseñar a las familias el diseño del Dios Altísimo, como única forma de derribar todo establecimiento errado.
Impartamos el amor de nuestro Creador, que sana, que nos da seguridad y nos hace entender que, aunque padre y madre nos hayan abandonado, nuestro Padre del cielo nunca lo ha hecho y tampoco lo hará.
Solo un encuentro genuino con el Mesías, a través de Su Palabra, cambiará la violencia por actos de amor y respeto.
¡Que vuelva la Biblia a los hogares y a las escuelas!
¡Que se institucionalice, en toda la nación, la Palabra que conduce por el camino de la vida!

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