El general retirado Frener Bello Arias, un oficial de la Policía Nacional que se caracterizó por su correcto comportamiento, acaba de revelar que cuando dirigió AMET tuvo que cancelar a un asimilado que manejaba los códigos del sistema, actuando como punta de lanza de grupos interesados que se hacían imprescindibles.
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Parece que ese es un fenómeno que abunda en algunas instituciones públicas, que sirve de fuente para el enriquecimiento de sectores que comercializan esos programas informáticos que se convierten en una especie de espada de Damocles por el carácter leonino de esas contrataciones.
Por el revuelo o escarceo que se ha desatado en la Policía Nacional por este tipo de práctica, la tesis aplicada por el general Bello Arias en AMET de que nada institucional debe estar en manos individuales es la fórmula perfecta.