Mientras los republicanos tratan de reunir los apoyos necesarios para aprobar su reforma sanitaria, hay un sector que no puede esperar a que se derogue la ley actual: los propietarios de salones de bronceado.
La ley de atención médica pública del expresidente Barack Obama impuso una tasa del 10% sobre el bronceado para ayudar a financiar los mecanismos de la ley que amplió la cobertura médica para unos 20 millones de estadounidenses. El impuesto se cobró un alto precio sobre la industria.
Casi 10.000 salones de bronceado cerraron en Estados Unidos desde la entrada en vigor de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible. Eso supone en torno al 55% de todos los salones que operaban en ese momento. Ahora, los propietarios esperan recibir algo de alivio con el cambio de ley.
El impuesto forma parte de las tasas y tarifas que los republicanos quieren recortar en su plan para sustituir la ley de seguro médico. Aseguradoras, farmacéuticas y personas adineradas también saldrían beneficiadas por el plan actual del Partido Republicano.
La tasa pretendía también disuadir de una práctica que se sabe aumenta el riesgo de cáncer. Expertos en salud señalan que el impuesto es por el bien público, algo similar a los altos impuestos osbre los productos derivados del tabaco.
La American Cancer Society Cancer Action Network estima que las personas que emplean cabinas de bronceado antes de los 25 años aumentan en un 59% su riesgo de sufrir melanoma en su vida, el tipo de cáncer más mortal.
Expertos del Congreso estimaron que el impuesto recaudaría unos 2.700 millones de dólares durante una década para ayudar a ampliar la cobertura médica a estadounidenses sin seguro. Sin embargo, la industria afirma que la medida ha recaudado apenas una parte de eso.
Además, los propietarios de los salones de bronceado afirman que la tasa derivó el empleo de cabinas de bronceado a lugares menos regulados como gimnasios y viviendas privadas, que estaban exentos.