Determinados comportamientos de eventos inesperados pueden afectar la tendencia fiscal y producir desvíos que hagan incumplir los montos de ingresos y gastos, impactando por esa vía la sostenibilidad fiscal para distintos plazos, dependiendo de la magnitud de la variación de las metas establecidas.
En el panel de riesgos a los que está asociado el riesgo fiscal dominicano, los de origen macroeconómico, en particular, algunas variables clave, son los de mayor relevancia; otros, también, son altamente considerados, como los desastres naturales, los déficits de las empresas del sector eléctrico y los externos. Todos los riesgos identificados, pueden perturbar la marcha del gobierno, provocando desvíos de incumplimientos respecto a las metas originales.
En el panorama macroeconómico de 2024 que sirvió de fundamento a la formulación del presupuesto nacional, se contempló una tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) de un 4.75 %. A nivel de registro de lo que ha sido el desempeño económico durante el primer trimestre -enero/marzo-, fue de un 4.1 %, ante la caída significativa en marzo a un 1.6 % interanual. Mientras el PIB del primer trimestre mostró un comportamiento inferior a la meta y al potencial, poco debe agradecerle al gasto de capital, que en vez de rondar el 14.0 % contemplado, el ejecutado se ubica en un 11.0 % del gasto público total, al tiempo también, de producirse un gasto general inferior al previsto en 6 puntos porcentuales, lo que puede hacer creer en forma distorsionada sobre el real balance fiscal en los primeros meses del año.
El hecho de que el incumplimiento de la meta del PIB para el primer trimestre del 2024, se produjera en sectores clave de la economía para la generación de ingresos fiscales, hace que la exposición al riesgo fiscal pueda ser más notorio, tal es el caso del sector comercial como principal proveedor de impuestos, que apenas tuvo un desempeño de un 1.7 % y también la manufactura local con un 1.1 %.
El incumplimiento de la meta del crecimiento económico puede comprometer la meta del nivel de recaudación fiscal, ante una desaceleración de la demanda, exponiendo a una simultaneidad de causales a las cuentas del erario público y comprometiendo la ejecución de los programas y proyectos, lo que potencia un circulo vicioso, que eleva la exposición a los riesgos fiscales promovido por los riesgos en la principal variable de la economía y de mayor impacto, como la caída del PIB a un 4.1 %, inferior a la meta para el primer trimestre de 2024.
Afortunadamente, el desempeño del PIB -por su rebote estadístico interanual en abril de 2024-, ayudó a remontar la tasa de crecimiento, permitiendo que para el primer cuatrimestre se situara en un 5.1 %, lo que hace que se cumpla con la meta. Los sectores que principalmente colaboraron fueron la manufactura, la construcción y los servicios financieros.
En lo relativo a la meta de inflación que tiene impacto en el nivel de las recaudaciones fiscales y gasto público, para el primer trimestre fue de un 3.38 %, métrica que se sitúa en un punto inferior a la meta que es de un 4.0 % y dentro del rango 4+/-1, este nivel ha mejorado para el mes de abril, al situarse en un 3.03 %. En términos de la exposición al riesgo inflacionario para las cuentas fiscales, no sería un factor, por el momento, que genere preocupación en el corto plazo.
Por el lado de la tasa de cambio, la meta promedio para el año 2024 es de RD$ 60.25, equivalente a una depreciación del orden de un 6.45 %, al mes de marzo el tipo de cambio promedio a la venta se situó en el mercado spot en RD$ 59.17, para una depreciación registrada de un 2.8 %, por lo que, como riesgo, el cambiario no estaría ejerciendo mayores presiones que la prevista, condición de mercado que continúa prevaleciendo en la actualidad.
En lo relativo a los precios del petróleo en los mercados internacionales, la métrica de referencia presupuestaria para el 2024 es de US$ 81.50 el barril de petróleo, tipo WTI, para los meses de enero a marzo, el rango de los precios registrados estuvo entre US$ 80.04 a US$ 84.13, por lo que esta variable no ha pasado a constituirse en un riesgo adicional para las finanzas públicas ni para las actividades de la economía. El escenario del comportamiento del precio de petróleo varió hacia el alza para abril, situándose en US$ 89.19, para un desvío respecto a la meta de casi un 11.0 %; sin embargo, para mayo se ha situado en US$ 81.91 el precio del barril, recolocándose en torno a la meta.
En cuanto al precio del oro, el pronóstico para el 2024 es de una cotización de US$ 2,016 la onza; sin embargo, la cotización registrada en los mercados de futuros se movió en los meses de enero/marzo de US$ 2,073 a US$ 2,141, superior al precio de la meta contemplada en el presupuesto nacional vigente. El precio del oro en los mercados internacionales ha continuado una tendencia alcista y a mayo se ha situado en US$ 2,322 la onza, indicativo de valores de mercado superior al previsto, favoreciendo de esa manera a la mitigación de ese riesgo y contribuyendo positivamente a la economía dominicana y a sus finanzas públicas.
Respecto a la tasa de interés de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), durante los primeros meses del 2024 se ha mantenido estable en un 5.50 %, indicativo de que no ha adicionado nuevos riesgos a las finanzas públicas, por el lado de las erogaciones prevista en el servicio de la deuda pública, particularmente en el relativo al componente de los gastos corrientes.
Como riesgo tipificado de un nivel medio, la poca eficiencia financiera en la que operan las empresas del sector eléctrico, continúa siendo una amenaza para la salud de las cuentas públicas. En el presupuesto nacional se tiene contemplado un monto de transferencias al referido sector ascendente a RD$ 99,012 millones para todo el 2024; sin embargo, a nivel de la ejecución, a la segunda semana de mayo, se ha situado en RD$ 42,008 millones, indicativo de que ha superado el promedio mensual previsto en RD$ 1,518 millones y adicionando presión al riesgo especifico de las empresas públicas sobre el gasto público.
En la identificación de los principales riesgos a los que se exponen las cuentas de las finanzas públicas dominicanas, no parecen ser una amenaza negativa en el corto plazo, aunque si las autoridades que conducen la política económica, deben prestarle atención al comportamiento del PIB, que no muestra un desempeño constante, sino más bien zigzagueante, a fin de evitar el incumplimiento de la meta de crecimiento y por esa vía comprometer el desempeño de los ingresos fiscales y el gasto público y lo propio con los resultados financieros de las empresas del sector eléctrico.