La puertorriqueña Mónica Puig posa con la medalla de oro tras ganar la final del tenis de los Juegos Olímpicos el sábado, 13 de agosto de 2016, en Río de Janeiro. (AP Photo/Vadim Ghirda)
Río de Janeiro.- Río 2016 sirvió para ensanchar la historia a la que se adentró el británico Andy Murray, el primer bicampeón individual de la historia, y a la puertorriqueña Mónica Puig, la sensación del Centro Olímpico de Tenis e inesperada ganadora del torneo femenino.
Pero, además, los Juegos brasileños rehabilitaron al español Rafael Nadal, del que apenas había noticias desde el parón obligado por la lesión en su muñeca y, sobre todo, al argentino Juan Martín del Potro, que salió de la competición con la medalla de plata colgada al cuello pero con un panorama de esplendor y un prometedor y rápido retorno a la elite.
Andy Murray, tras una final dramática, se aferró al oro que encontró en Londres 2012. Tras más de cuatro horas de enconada lucha acaparó el triunfo para situarse como el primer jugador en la historia del tenis olímpico, de un torneo individual, masculino o femenino, que consigue estar dos ocasiones en lo alto del podio. Con esas perspectivas llegaron también las hermanas Venus y Serena Williams y Rafael Nadal.
Las hermanas de Florida cayeron de forma precipitada, mucho antes de alcanzar el tramo decisivo del torneo. El español resistió hasta la semifinal.
Murray es ya el único jugador en la historia del tenis olímpico en ganar dos medallas de oro consecutivas. Hasta ahora, la única situación similar en el tenis olímpico llegó en los dobles femeninos. Tanto las estadounidenses Gigi Fernandez y Mari Jo Fernandez como las hermanas Venus y Serena Williams lograron defender con éxito el título olímpico.
El escocés rentabilizó en los primeros Juegos Olímpicos en Sudamérica un trayecto impecable, 18 victorias seguidas que le proporcionaron de una tacada el Queen’s, Wimbledon y ahora los Juegos, y también el adiós precipitado del número uno del mundo y el hombre que suele interponerse en cada uno de sus intentos, el serbio Novak Djokovic, en primera ronda.
El balcánico fue superado por Juan Martín del Potro, un hombre aferrado al drama que salió reforzado de Río. El argentino, que llegó de puntillas a la competición con seis meses en activo desde que en febrero retornó después de once meses por su enésima operación en la muñeca, abrazó la magia olímpica para disfrutar de un evento que le devuelva al plano principal de la escena.
Del Potro ganó a Djokovic. Pero también apartó de su camino a Rafael Nadal en un choque cargado de dramatismo. Le sirvió al argentino, bronce en Londres 2012 para llegar a la final. La atmósfera le encumbró pero la magia no le llegó para alcanzar el oro. Cayó frente a Murray en una final brutal.
Pero el tenis se ha reconciliado con el argentino que advierte la intención de entrometerse de nuevo en la puja de por los grandes torneos que monopolizan desde hace tiempo Djokovic y Murray dado el desliz prolongado en el que están inmersos Roger Federer y Rafael Nadal.
El balear, sin embargo, mostró estar dispuesto a estar dispuesto a volver a hacer grandes cosas. Durante más de dos meses distanciado de los torneos, en plena recuperación de su muñeca izquierda, volvió plagado de dudas, sin ser plena su recuperación hacia una nueva carrera a tumba abierta. Entró de lleno Nadal en los Juegos. Pasional y obcecado fue atravesando tramos del cuadro. Del individual y del de dobles, que ganó junto a su amigo Marc López.
El español, que salió con su segunda medalla olímpica colgada al cuello estuvo a dos puntos de disputar la final individual. Solo un duelo incierto y épico de semifinales contra Del Potro, inclinado por detalles, el éxito al otro lado.
Rafael Nadal se había vaciado y llegó exhausto mental y físicamente a la pelea por el bronce que al final logró el japonés Kei Nishikori. No obstante, el español sale rehabilitado para el tenis, para la competición y para el éxito.
Por el cuadro femenino atravesó un ciclón. De forma inesperada una portorriqueña hizo historia. Mónica Puig, que llegó a Río desde el puesto 34 del ránking, sin ningún tipo de repercusión y con un titulo en Estrasburgo como único mérito, se hizo con el oro.
La primera mujer medallista en unos Juegos y la única medalla de oro olímpica en la historia de Puerto Rico fue aire fresco en el torneo. La jugadora de Puerto Rico de 22 años fue la imagen de la creencia y de la fe. Por sus manos cayeron jugadoras como la checa Petra Kvitova, la española Garbiñe Mugurza, cuarta jugadora del mundo y ganadora de Rolan Garros y, en la final, la alemana Angelique Kerber, segunda tenista del mundo y vencedora del Abierto de Australia.
El tenis de Río también recompensó a la veterana Venus Williams, plata en dobles mixto de la competición que terminará su carrera olímpica con cinco medallas al cuello. Un registro solo conseguido antes por la británica Kathleen McKane, que las ganó entre 1920 y 1924