Riqueza museográfica de  Catedral Primada

Riqueza museográfica de  Catedral Primada

Desde hace varios meses se  ha estado realizando la catalogación de los bienes muebles de la Catedral de Santo Domingo Primada de América proceso que, además de recopilar y actualizar informaciones en torno a los fondos catedralicios, se propone suplir la documentación de las piezas susceptibles de ser incorporadas a las exposiciones del Museo de la Catedral.

La catalogación ha contemplado los bienes culturales de la Basílica Catedral y otras dependencias del Arzobispado de Santo Domingo tales como pinturas, dibujos, esculturas, vitrales,  mobiliario, cerámica y piezas prehispánicas.

Los trabajos se han desarrollado bajo la celosa mirada de su Eminencia Reverendísima Nicolás de Jesús Cardenal López y la dirección del arquitecto Eugenio Pérez Montás a través de la Unidad Ejecutora del proyecto Museo de la Catedral. El material prehispánico ha sido catalogado por Abelardo Jiménez Lambertus y Harold Olsen, mientras que los bienes coloniales y contemporáneos han sido trabajados por un equipo conformado por María Ugarte, Myrna Guerrero y Montserrat Prats  para la documentación de las piezas, junto a Onorio Montás para las fotografías de las mismas.

 Al mismo tiempo se ha procedido a desarrollar un amplio programa de conservación  y restauración de estos bienes, labores a cargo de varios equipos dirigidos por los restauradores Nora Pérez Ornes, José Miura, Antonio González Duche y Ángela Martínez, quienes en algunos casos han limpiado y en otros han realizado intervenciones de diferente envergadura a fin de garantizar la conservación y condiciones de exhibición óptimas de estos fondos.

Con las piezas más significativas de  este acervo restaurado se está organizando una exposición que será presentada en el último cuatrimestre del presente año, como una actividad previa a la apertura del Museo de la Catedral, donde los diferentes públicos que visitan la Ciudad Colonial tendrán la oportunidad de acercarse a piezas de valor artístico e histórico relacionadas con la vida eclesiástica dominicana.

Pinturas y esculturas
Si bien es cierto que tanto en pintura como en escultura la mayoría de las piezas más relevantes forman ya parte integral del templo –integradas a retablos, ventanas, capillas, etc- y, por ende, con ellos se mantendrán en la Catedral, el estudio de estos fondos nos ha desvelado que también existe una colección artística de calidad, conformada a través de los años. 

En ella  se incluyen buenos exponentes de pintura colonial de las escuelas de Lima, Cuzco y Quito –piezas donadas hace varios años por el pintor Tito Cánepa- junto a una colección de retratos de los obispos que han estado al frente de la Catedral de Santo Domingo desde sus inicios, que conforman un conjunto pictórico de grandes atractivos.  Entre todos se destacan el retrato del Arzobispo Portes, posiblemente de Luis Desangles, y un imponente retrato de Monseñor Nouel, pieza excepcional de la autoría de  Abelardo Rodríguez Urdaneta, autor también de una extraordinaria Virgen de la Altagracia que figura en estos fondos.

Una de las piezas más significativas es el cuadro de la Virgen de la Altagracia del siglo XVII, obra inspirada en la de Higüey pero sin manto ni  corona, cabellos negros y halo de destellos dorados.  Otras tres versiones de esta virgen realizadas en 1941 por Vela Zanetti, en 1946 por un autor desconocido y en 1974 por Julio Llort se encuentran en esta colección.  Una hermosa Purísima e Inmaculada Concepción de los siglos XVII-XVIII donada por el Papa Pío IX al Arzobispo Portes y la Virgen de la Evangelización donada por Su Santidad Juan Pablo II al Cardenal López Rodríguez, nos traducen el aprecio de la curia romana por la catedral de Santo Domingo.

Especial mención merece el grabado que reproduce el dibujo de Juan de Herrera de la sección transversal del Monasterio de El Escorial, que pertenece a una edición numerada realizada en el siglo XVI por Pierre Perret.

Junto a las esculturas de retablos  como la Virgen con el Niño conocida como Nuestra Señora de la Encarnación del Retablo de las Doce Columnas, el San Norberto del Retablo de la Santa Reliquia y el Jesús atado a la columna del siglo XVII,  entre las esculturas en madera se destacan el Cristo de la Agonía del siglo XVIII, un San José del siglo XVIII, un hermoso San Miguel Arcángel de finales del siglo XVI y varios santos de vestir de expresivos rostros y manos los cuales, una vez ataviados con sus ropajes correspondientes, se transformarán en piezas de gran potencial museográfico.

Mención especial merece el conjunto escultórico de veinte piezas de madera, tamaño natural, que conforman el  Pesebre realizado por el maestro Antonio Prats Ventós, con la inigualable calidad del maestro y donde cada una de las veinte figuras es en sí misma un canto a la forma y al color. Este Pesebre, junto a la Cruz Mariana en bronce, trabajo del artista austríaco Ernst Haupt Stummer, un Cristo Crucificado de Ramiro Matos y los vitrales de José Rincón Mora constituyen magníficos ejemplos del arte sacro contemporáneo en los fondos catedralicios.

El acervo escultórico de la Catedral incluye un buen número de figuras de yeso, de principios del siglo XX y manufactura seriada, varias de ellas de indiscutible belleza, destacándose especialmente los ángeles candelabros, los ángeles dorados y los ángeles con veneras para agua bendita,  junto a las piezas de San Rafael y San Gabriel, de hermosos ropajes.

Mobiliario
La riqueza del conjunto de muebles de la Catedral traduce no solo la importancia del templo desde los inicios de su consagración, sino también el interés de sus obispos por preservarlos como parte de un patrimonio tangible que tiene su espacio en la memoria colectiva. Con sus piezas podemos  transitar a través de la historia de las artes decorativas en nuestro país desde el gótico hasta el presente, puesto que entre sus bienes se encuentran barandas con decoraciones góticas y piezas extraordinarias como el trono arzobispal y la sillería -magníficos ejemplos del plateresco-  posiblemente los muebles coloniales más antiguos del patrimonio nacional. 

Asímismo dispone de un estupendo  púlpito barroco tallado de base a tope y de un facistol bien conservado y coronado con un exquisito crucifijo tallado en marfil, único en el país. La sacristía cuenta con un gavetero de 1697, de hermosas decoraciones talladas semejantes a las del púlpito antes señalado y varios armarios  y arcones centenarios.

La variedad y riqueza de los muebles de asiento que encontramos en nuestra Catedral nos ofrecen un buen panorama del mueble dominicano conformado por un repertorio que incluye desde bancos de varias épocas, muebles destinados al uso del cuerpo consular con respaldo en pajilla, sillones fraileros,  sofás y sillas diversas.

En el Arzobispado todavía se conservan el escritorio y sillón de Monseñor Nouel así como los bienes que pertenecieron al Cardenal Beras, junto a un buen número de sillas de oficina de diferentes años, incluyendo varias sillas giratorias de gran atractivo. También encontramos algunos muebles domésticos de interesante factura, entre ellos juegos de sala, mesas y sillones que testimonian la calidad de la ebanistería local.

La muestra que se organiza para este año y el Museo que albergará parte de estos bienes serán dos instrumentos para la puesta en  valor de este importante patrimonio cultural dominicano.

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