El presidente de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios (Confenagro), Eric Rivero, calificó ayer el 2020 como un año problemático para los productores del campo debido a la pandemia del covid-19, pero lleno de esperanza por el compromiso del gobierno de Luis Abinader de arreglar los puntos que hay que enderezar en ese sector.
“Nos queda como país apostar a eso, porque vemos que cada día más el mundo se complica y garantizar soberanía alimentaria debe ser una de las funciones básicas como lo ha expresado el presidente Luis Abinader en más de una ocasión”, manifestó.
Precisó que el 2020 fue un año complicado no solo para el sector agropecuario, sino para otros sectores, pero espera que en los próximos meses comiencen a verse los resultados de la nueva política en relación con el sector.
Expresó que al cerrarse los canales de comunicación en algún momento los productores del campo se vieron afectados.
También resaltó que durante este año la agropecuaria fue impactada por las lluvias y la sequía provocadas por el cambio climático.
“En definitiva, pienso que prácticamente todos los productores agropecuarios en algún momento sintieron la crisis, creada primero por una política no acertada del pasado gobierno y recrudecida por la pandemia del covid-19”, señaló.
Manifestó que el sector agropecuario ha sido afectado por la crisis que vive el sector turístico, que es un gran mercado de colocación de los productos del campo.
Aunque no dispone de los datos, el presidente de Confenagro reconoce que la crisis del sector turístico ha tenido un impacto muy fuerte en el sector agropecuario.
Consideró que el sector agropecuario debe tener una participación importante en la discusión de la reforma fiscal y, como todos los países del mundo, el sector no es de interés fiscal, porque es un tema de soberanía alimentaria. Señaló que el sector agropecuario siempre ha sido vital en una nación y ahora mucho más en los tiempos de la pandemia.
Planteó que el sector está obligado a producir más, ser más competitivo y mantener una rentabilidad adecuada que beneficie a los productores y no afecte a los consumidores.