Rotary Club, sesenta años después

Rotary Club, sesenta años después

POR GRACIELA AZCÁRATE
Hace aproximadamente un año, en el mes de mayo, los distintos clubes Rotary del país celebraron un Congreso en Puerto Plata. El nombre del Congreso estaba dedicado a don Manelic Gassó, principal y entrañable fundador de Rotary dominicano.

Ese encuentro fue el punto de partida para la preparación de la conmemoración del centenario de Rotary y era el desafío de gestión para el nuevo gobernador Ing. Rudyard Montás.

Si al abogado Paul P. Harris de Chicago, Illinois, EE.UU., se le ocurrió la idea de formar un nuevo tipo de agrupación para forjar lazos profesionales y amistosos y fue un 23 de febrero de 1905, en que invitó a tres de sus amigos a una reunión, sin saberlo sembró la semilla de la organización de clubes de servicio más antigua y de más prestigio del mundo. Las primeras reuniones se centraron en la promoción del compañerismo, pero muy pronto los fundadores iban a descubrir una finalidad más altruista. Transcurrido un año, el club comenzó a formular principios básicos en forma de estatutos, conocidos más adelante como la Plataforma de Rotary, la cual se transformará más tarde en el Objetivo de Rotary.

Si el ejemplo de servir, con altruismo y desinterés a la comunidad creció hasta hacerse universal, los objetivos variaron de acuerdo al plan y las características de cada comunidad que se acogía a los principios y la filosofía de Rotary.

En Mayo de 2004 el Gobernador del Distrito Rotario 4060 de la República Dominicana, para el período 2004-2005, Ing. Rudyard Montás convocó junto a su esposa para durante un año “con júbilo” celebrar los 100 años de la fundación de Rotary International.

En aquel congreso con el nombre de don Manelic Gassó, fundador de Rotary en el país, se inició un largo año donde se desarrolló de mil maneras el lema de “La amistad como ocasión de servir” y según palabras del ingeniero Montás “es uno de los lemas rotarios que más nos identifica, porque el rotarismo nos da la magnífica oportunidad de conocer más personas, de hacer más amigos, y a la vez de prestar servicios a los que necesitan, cumpliendo así gustosamente con un accionar que tomamos con pasión a favor de esos sectores”.

Glenn Estess, presidente mundial, y de visita en ese Congreso formuló la frase: ¡A Celebrar Rotary! con la satisfacción de un siglo de servicios y un nuevo siglo de éxitos en la lucha contra la pobreza en todas sus manifestaciones, a favor de la felicidad de todos los humanos. 

El Presidente Estess dijo:  “Hay en el mundo 42 millones de portadores del VIH, el virus que ocasiona el sida; una extensa mayoría de ellos, en los países en desarrollo con limitado acceso a la atención médica.  Se trata de uno de los tantos problemas que debemos abordar en relación con la salud”. Prosiguió: “Mil millones de personas carecen de acceso al agua potable, y una de las nefastas consecuencias es que cada día mueren 6,000 niños por falta de agua potable y saneamiento.  Dos mil millones de personas, casi la tercera parte de los habitantes del mundo no saben leer”. (…) “Ese es nuestro compromiso: Debemos inspirarnos en los éxitos pasados, a fin de enfrentar los desafíos de nuestro segundo siglo de servicio”.

Todo esto nos da fortaleza.  Cuando vemos los estragos del sida, nos convertimos en sostén para ayudar sin dobleces, cuando vemos la muerte de 6,000 niños diariamente, ahí es donde se nos ablanda el corazón y decimos hay que ayudar más, y cuando vemos que el analfabetismo no nos deja preparar para avanzar hacia un mundo más desarrollado y equitativo, entonces es cuando es mayor el compromiso de hacer más y más.  El éxito de la campaña PolioPlus es nuestro mejor ejemplo para seguir.  Nos propusimos combatir ese angustiante mal y ya casi lo estamos venciendo.

Una de las tres áreas de interés del Presidente Glenn Estess es precisamente la alfabetización.  Bien dice él que todos debemos hacer una cruzada y disponernos a sacar a los iletrados de ese fondo oscuro del mal que no les permite disfrutar de un mundo más feliz en lucha frontal contra el analfabetismo.

En ese mismo congreso de mayo del año pasado el Ing. Abreu, de La Vega, contó con gracia muy vegana cómo habían sido los comienzos de Rotary en esa ciudad. Relató:“A principios del año 1944, atraído por ese entorno romántico-progresista, aldeano y citadino a la vez y motivado por entusiastas amigos, comenzó a visitar esta ciudad don Andrés Pastoriza, quien el año anterior había sido el responsable de traer el rotarismo a la República Dominicana, con la intención de crear en La Vega un club rotario. No fueron necesarias muchas reuniones para motivar al grupo de hombres que, de hecho, habían asumido una especie de liderazgo moral y económico en esta ciudad, y el 22 de junio del 1944, apadrinado por el Club Rotario de Ciudad Trujillo, provisionalmente se formó el Club Rotario de La Vega Real y como presidente fue electo don Bartolomé Thomas Font. Solicitada nuestra afiliación a Rotary International como parte del Distrito Rotario No.25, que a la sazón tenía su gobernación en La Habana, Cuba, y habiendo cumplido con todos los requisitos, se fijó para el día 30 de agosto del 1944 la entrega formal de nuestra Carta Constitutiva.

(…) La representación del Gobernador Rotario, que a la sazón lo era el doctor José Echemendía, de Cuba, la ostentó el licenciado José Antonio Bonilla Atiles, socio del Club Rotario de Ciudad Trujillo, quien se hizo acompañar de una nutrida delegación de socios de ese club, entre ellos los veganos Emilio Espínola y Manuel de Moya Alonzo. El programa transcurrió de la siguiente manera: El licenciado Francisco José Álvarez A., comisionado de programa del club, pronunció las palabras de bienvenida e hizo la presentación de las delegaciones rotarias de Ciudad Trujillo y Santiago que vinieron para la ocasión. A seguidas, el agrimensor Emilio Espínola, del club padrino, pronunció sentidas y expresivas palabras.

El Sargento de Armas o Macero, licenciado J. Gassó Gassó, procedió a dar curso al acto central de la noche: la entrega de la Carta Constitutiva, siendo ésta puesta en manos del presidente del club, don Bartolomé Thomas Font por el licenciado Bonilla Atiles. Continuando con el desarrollo del programa, el profesor Don Oscar Contreras Marrón, secretario del club, ofreció una interesante charla, y para concluir la parte formal del acto, la gentil dama Mignón Arzeno de Thomas hizo entrega al club de su estandarte rotario, confeccionado con fino gusto. El Himno Nacional concluyó los trabajos y una jugosa cena fue ofrecida a los asistentes,  mientras amenizaba un conjunto musical dirigido por el profesor don Pedro Echenique”.

Con gracia inigualable contó una crónica de sesenta años atrás, contó el arranque de un grupo de ciudadanos decididos a aportar lo mejor de sí, en aras del crecimiento, la cultura y la educación de su comunidad. Los veinticinco socios fundadores del club: Bartolomé Thomas Font, Presidente; doctor Julio Espaillat, Vicepresidente; Bolívar Pereyra, Tesorero; Oscar Contreras Marrón, Secretario;   J. Gassó Gassó, Macero; Blas Pezzotti,Director;   Francisco J. Álvarez A., Director. Los socios eran: Mario Morillo; Rafael Castro Valentín; Emilio Espínola;  Francisco Ceara; Lic. Diógenes del Orbe; Aridio Batista; Félix A. Jiménez;  Euclides Batista; Pedro Gamundi; Ramón Hernández; Francisco Nadal;  César Brache Viñas;   Manuel  U.  Córdova;   J.  Gómez  (Puro);   Samuel  de Moya Alonzo; Manuel Rodríguez Molins; Francisco de Moya  Franco y Manuel Martín de Moya son una reproducción exacta de lo que pasó en todo el país. Porque la simiente y el ejemplo fructificó en muchos clubes, en muchas ganas de emular lo que hizo La Vega, lo que aportaron y enriquecieron y lo que hizo la amistad sin interés espurio por ver crecer a la comunidad.

Sesenta años después el Sargento de Armas o Macero, Gassó Gassó, encabezó un Congreso que daba continuidad a los sueños de una comunidad.

Los sesenta años que cumple el Rotary en República Dominicana son sin duda el mayor de sus logros. Cuando el ingeniero Abreu habló con elogio de un club activo por “sesenta años” era la muestra fehaciente de la vocación de servicio y de altruismo de los otros clubes que se fueron diseminando por el territorio siguiendo el ejemplo de esa comunidad fundora, emprendedora y entusiasta.

Con orgullo muy vegano Abreu enumeró los resultados multiplicadores de la filosofía de servir: como por ejemplo la Asociación para el Desarrollo de La Vega; la Escuela Agrícola Salesiana; la Asociación La Vega Real de Ahorros y Préstamos; el Banco de Desarrollo del Valle; el Patronato Pro-Ayuda al Cuerpo de Bomberos; y la extensión de la Universidad Pedro Henríquez Ureña.

Hizo hincapié en que le habían brindado al Distrito 4060 cinco gobernadores rotarios: Blas Pezzotti (1950-51); Francisco José Álvarez (1956-57); Juan Gassó Gassó (1959-69); Gilberto Concepción (1971-72); y César Arturo Abreu F (1988-89).

Su tradición y ejemplo en el servicio motivó a que otros veganos no residentes en La Vega sirvieran también como gobernadores del Distrito, aunque al momento de su ejercicio no pertenecieran a este club. Ellos son: licenciado Francisco Michelli (1967-68) doctor Manelic Gassó Pereyra (1969-70), doctor Francisco Gerónimo Graciano (1981-82); licenciado Jordi Manelic Gassó (1992-93); y Vinicio Galán (1994-94). La Vega aportó diez gobernadores (el 18 %) en los cincuenta y ocho años que tiene de creado nuestro Distrito Rotario (creado en 1946), originalmente No.20, luego 406, y actualmente 4060.

La lista y la enumeración de los aportes del Club Rotario La Vega Real demuestran que como ellos otros clubes de República Dominicana transitaron ampliamente por las “Cuatro Avenidas de Servicio”, cumpliendo cabalmente y honrando el compromiso que asumieron veinticinco veganos, la noche del 30 de agosto del 1944.

Para el gobernador ingeniero Rudyard Montás, el año de conmemoración significó un año de desafíos, de logros pero también de la necesidad de ser dúctil y de “cambiar algunos sueños”.

Astor Piazzolla, un músico, y bandoneonista argentino, al cumplir sesenta años de componer música sinfónica dijo que la vida y su vocación de servicio a la música sin pausa le habían enseñado que a veces “hay que tener valor hasta para cambiar los sueños”.

Sesenta años después los dominicanos apegados al sueño de Rotary han crecido, luchado y padecido. Sesenta años después se han animado como el músico argentino “hasta a cambiar los sueños” pero el norte ha sido siempre el mismo entusiasmo, la misma convicción y la misma fe y perseverancia para que los clubes Rotary del país se multiplicaran y celebraran no sólo “sesenta años” de andar sino la concreción de los sueños de cada una de sus comunidades.

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