El domingo 6 de octubre está precedido de un antes promisorio, optimista. Anteceden la convicción, el trabajo sin pausa, la dedicación, también la firmeza y el entusiasmo. Desde la propuesta firme de Miguel Ángel García que rescató, cauto y orgulloso, un proyecto innovador para lograr el voto automatizado que descansaba en la Dirección de Informática de la Junta Central Electoral-JCE- el empeño ha sido permanente, para mejorar, consensuar, probar y transformar.
Licitaciones, ensayos, pruebas internas, regionales, nacionales y a cada instante revisión. La osadía institucional que persigue la realización de un sueño con el nombre de voto automatizado, “Hecho en RD”, ha contado y cuenta, con el respaldo irrestricto del Pleno de la JCE y de su presidente, Julio César Castaños Guzmán.
Cuando el proyecto se gestaba, no existía la Ley de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos, la tan esperada, Ley 33-13.08.2018-, tampoco existía la Ley Orgánica de Régimen Electoral -ley 15- 18.02.2019-. La modalidad de primarias no estaba prevista en ley alguna, como procedimiento para la “escogencia de las y los candidatos” (artículo 45, ley 33-18) y el órgano electoral no tenía las atribuciones extraordinarias que las leyes le asignan.
Después del año 1994 y la desafortunada crisis electoral que empañó nombradías y arriesgó la estabilidad política nacional, la ley electoral 275-97 fue respuesta. Entonces no había sido creado el omnímodo Tribunal Constitucional ni el TSE. La modificación del año 2003 marcó un hito con aquella división de la JCE en Cámara Contenciosa y Administrativa, que en su momento satisfizo reclamos. En el año 2010 la Carta Magna, modifica la composición de la JCE y establece que es “un órgano autónomo con personalidad jurídica e independencia técnica, administrativa, presupuestaria y financiera… Tiene facultad reglamentaria en los asuntos que se le asigna.”
La vigencia de las leyes 33-18 y 15-19, con sus aciertos y contradicciones, asignan a la JCE inéditas obligaciones y enorme incidencia en la vida de los partidos, agrupaciones y movimientos políticos y en el proceso electoral, desde antes de cualquier proclama. El próximo domingo será el estreno nacional del voto automatizado para las primarias organizadas, reglamentadas, arbitradas por la JCE. La innovación ha sido constante en la JCE desde la promulgación de la primera ley electoral, mediante el decreto firmado por Vicini Burgos, en el año 1923. La JCE continúa su trayectoria innovadora con la implementación de un mecanismo que modificará, de manera radical, el sistema electoral dominicano. Preceden al domingo, evaluaciones, pactos. Jornadas intensas de trabajo realizadas con la representación de los dos partidos políticos que optaron por la modalidad de las primarias para escoger a sus candidatos, el Pleno de la JCE, la Dirección de Informática y la Dirección Nacional de Elecciones. 11,427 ciudadanos aspiran a ser escogidos como candidatos (as) a: Presidente, Senador (a), Diputado (a), Alcalde, Regidor (a) Director(a), Vocal. Uno de los partidos políticos decidió usar un padrón cerrado, otro, el padrón abierto. Desde las 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde estarán habilitadas 7,372 mesas y un numeroso personal estará trabajando para garantizar el éxito del proceso, cuidado con celo por los delegados de los partidos políticos, por los integrantes de las 158 juntas, por técnicos, supervisores, facilitadores, miembros de mesas, militares.
El voto automatizado marcará un antes y un después. Los acuerdos, resoluciones, los ensayos, previos a la implementación del voto automatizado, permiten augurar presteza, credibilidad, transparencia en los resultados. Los votos nulos, observados, tachaduras, quedarán en el pasado. Las discordancias, incompatibilidad entre acta y resultado, deseo y realidad, serán escollos superados. Interrupción, bravuconadas, asonadas, estarán en el morral de la infamia. La JCE, desde su creación ha recibido insultos, repudio, aceptación. Ha desatado furias incontrolables. No puede ser de otra manera, organiza, dirige, procesos electorales y el resultado arriesga. Se trata de perder y ganar y para lo primero es difícil estar preparado. El día 6, el sistema electoral criollo será fortalecido, porque su historia semeja las palmas, capaces de resistir tempestades y permanecer enhiesto.