Aunque la peor parte se la llevó la segunda ciudad de esta nación, Járkov, donde la artillería rusa golpeó la plaza más grande
El ejército ruso comenzó ayer, martes, a bombardear la capital de Ucrania, Kiev, cuya torre de televisión fue alcanzada por un misil, aunque la peor parte se la llevó la segunda ciudad de esta nación, Járkov, donde la artillería rusa golpeó la plaza más grande del país.
“Nadie puede venir a nuestra tierra y decirnos que no es nuestra casa. Kiev es nuestra casa”, comentó a Efe Ruslán Stefanchuk, el presidente de la Rada Suprema, durante una entrevista concedida en el refugio antiaéreo del Parlamento.
El ataque sobre Kiev, bombardeo del que avisó con antelación el Ministerio de Defensa ruso, tuvo lugar después de que sonara la alarma por la publicación de imágenes de un gigantesco convoy con carros de combate rusos aproximándose peligrosamente a la ciudad.
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“Los nazis de Putin acaban de bombardear la torre de televisión”, escribió Antón Gueráschenko, asesor del Ministerio del Interior. Un misil alcanzó la misma torre y otro cayó cerca de una estación de metro en las inmediaciones, impactos que dañaron la subestación eléctrica que alimenta el edificio y el hardware de la propia instalación.
Como resultado, murieron cinco transeúntes y otras cinco personas resultaron heridas, según datos preliminares. En previsión de un asalto ruso, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, nombró a un general, Nikolái Zhirnov, jefe de la administración militar de Kiev. “La defensa de la capital está por encima de todo. Debemos impedir que el enemigo acceda a nuestra capital”, explicó. Subrayó que en estos momentos Kiev y Járkov son las prioridades del jefe del Kremlin, Vladímir Putin.
Según las imágenes satelitales de Maxar Technologies, el convoy ruso rumbo a Kiev alcanza los 64 kilómetros de largo, consiste en carros blindados, piezas de artillería.