Rusia, Tierras Raras y Venezuela

Rusia, Tierras Raras y Venezuela

Julio E. Diaz Sosa

El 7 de septiembre de 2024, el gobierno de Rusia anunció la apertura de su embajada en la República Dominicana, un hecho que ocurrió un día después de la visita del secretario de Estado de los Estados Unidos, Anthony Blinken, a ese país, donde sostuvo un encuentro con el presidente dominicano, Luis Abinader. Tanto en la política como en la geopolítica no existen hechos aislados ni fortuitos, y, como una vez dijo el apóstol cubano José Martí, popularizado luego por el profesor Juan Bosch: “En política hay cosas que se ven y cosas que no se ven, y las que no se ven suelen ser más importantes que las que se ven”.


Desde nuestra perspectiva, existen dos hipótesis fundamentales que podrían explicar de alguna manera esta jugada geoestratégica por parte de Rusia. Uno de los dos temas esenciales que trataron el secretario Blinken y el presidente Abinader fueron: la explotación de las tierras raras y la situación haitiana. De acuerdo con un artículo publicado en Bloomberg por el periodista Daniel Salazar, las tierras raras se componen de 17 elementos, como el lantano, cerio, praseodimio, neodimio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio, itrio y escandio. Estos elementos son de vital importancia para la elaboración de semiconductores, indispensables en la Revolución de la Inteligencia Artificial (IA) que el mundo experimenta actualmente. Además, son esenciales para la fabricación de teléfonos inteligentes, drones y vehículos eléctricos. El ingeniero dominicano Ramón Alburquerque, experto en temas de minería, destacó en una publicación de su red social X (antes Twitter) el 24 de agosto que elementos de las tierras raras, como el praseodimio, son vitales para la fabricación de motores de aviones, el gadolinio para la producción de imágenes de resonancia magnética, y el neodimio para la elaboración de discos duros en computadoras.


Hace poco más de un año y medio, el presidente ruso, Vladimir Putin, declaró que el país que logre dominar la inteligencia artificial dominará el siglo XXI. La República Dominicana posee abundantes tierras raras, lo que, parafraseando a Zbigniew Brzezinski, la convierte en un pívot geopolítico y geoeconómico clave que podría influir en la resolución de conflictos regionales, actuando como un comodín de las superpotencias. El secretario Blinken expresó que Estados Unidos desea contribuir a la industrialización de la República Dominicana mediante el desarrollo de la industria de semiconductores, logrando así integrar las riquezas de las tierras raras en la cadena de valor. Actualmente, el ejército de los Estados Unidos colabora con el gobierno dominicano para alcanzar este objetivo, lo que nos lleva a nuestra segunda hipótesis.


Dada la importancia crucial de las tierras raras para el desarrollo de nuevas tecnologías y el afán de Rusia por modernizar su economía para recuperar su estatus de potencia económica y militar, sabe que necesita estos recursos para lograrlo. Además, reconoce la relevancia de América Latina en la explotación de las tierras raras y no descartaría explorar el Caribe, donde mantiene una relación económica cercana con la República Dominicana, la segunda mayor fuente de turistas hacia la República Dominicana proviene desde Rusia. Con la apertura de esta embajada, Rusia busca fortalecer sus lazos bilaterales con la República Dominicana y, de alguna manera, influir en la explotación de las tierras raras.


Por otro lado, el gobierno de los Estados Unidos, consciente de la importancia geoeconómica y geoestratégica de la explotación de tierras raras, intentará impedir la participación rusa debido a la fuerte influencia que ejerce sobre la República Dominicana. Sin embargo, una participación rusa en la explotación de tierras raras dominicanas podría estar condicionada por Venezuela. Como una vez dijo John Foster Dulles: “Estados Unidos no tiene amigos ni enemigos, solo intereses”. A esto agregaríamos que los imperios y las superpotencias, sin distinción, actúan de la misma manera. Si Rusia termina explotando tierras raras en la República Dominicana, sería con el consentimiento de los Estados Unidos, a cambio de que Rusia facilite la salida de Nicolás Maduro del poder, dado el control que ejerce sobre el país sudamericano. Esto sería una negociación entre potencias, donde el país más pequeño no tendría margen de maniobra, similar a lo ocurrido en la crisis de los misiles de 1962.


Durante la crisis de los misiles en octubre de 1962, el primer ministro soviético, Nikita Jrushchov, envió una carta al presidente Kennedy en la que proponía desmantelar las bases de misiles nucleares soviéticas en Cuba, ante el temor de un uso unilateral por parte de las autoridades cubanas. Sin embargo, Estados Unidos también debía retirar sus misiles nucleares en Turquía y los balísticos en el sur de Italia. En esta ocasión, podría ocurrir algo similar, dada la inestabilidad política que genera el gobierno de Maduro, no solo en la región, sino a nivel global, lo que contraviene los intereses geoestratégicos de potencias como Rusia y China. Por tal razón, no sería sorprendente que, en un futuro cercano, a Maduro le ocurra lo mismo que a Fidel Castro: que las grandes superpotencias maniobren para quitarle poder, esta vez con la República Dominicana como epicentro.