La imagen dentro de la comunicación informa, estimula la percepción, ayuda a interiorizar lo percibido, quedando registrado en la memoria, las amígdalas cerebrales, sistema límbico, corteza prefrontal, para formar parte de una emoción que terminará confirmando un resultado y, luego, un comportamiento. Cada vez que en las redes sociales, la televisión o periódicos, informan sobre hechos violentos: femenicidios, homicidios, atracos, secuestros, violencias barriales, muertes por armas blancas y de fuego, accidentes, etc; apareciendo personas ensangrentadas, mutiladas, con cortaduras o ahorcadas, esas escenas repetidas a diario, todas las semanas y todos los meses, generan un impacto psicoemocional negativo, produciendo estrés postraumático, estrés agudo, daño psicológico, temor o miedo social, paranoia social, desesperanza, desmoralización sin esperanza. El impacto de esa violencia social y de la violencia machista habla de un país que entra en una cultura de violencia que insensibiliza, pero que también pone en evidencia la intolerancia, el descontrol, la impulsividad y la pobre inteligencia social y emocional que tienen los ciudadanos en el manejo de sus conflictos, en minimizarlos, posponerlos, evitarlos, cederlos o mediarlos para no dañarse o dañar a los demás. La recurrencia en visibilizar los hechos violentos puede influir y condicionar el sistema de creencia y de conducta en los grupos vulnerables que se encuentra en depresión, bipolaridad, alcoholismo, mal manejo de la ira, pérdida del control de los impulsos y conflictos familiares. Sé que el deber de la comunicación es informar lo más objetivo y veraz posible, de forma puntual, activa, donde los actores comprometidos en los hechos, digan o expresen sus circunstancias, vivencias y conflictos. Sin embargo, el medio que informa es el que debe discriminar el cómo lo digo, cuándo lo digo, dónde lo digo, a quién se lo digo, para qué lo digo, y qué espero de la información que digo, es decir, comunicar implica educar, despertar, informar, revisar, reflexionar, modificar, cambiar, transformar, sensibilizar, actualizar, confrontar, motivar o producir resultados que generen nuevas respuestas en los responsables de las políticas públicas, en materia de seguridad o de la responsabilidad para darle respuestas a los hechos que se denuncian. Por décadas he sido consultor en salud mental para medios de comunicación, escribo en periódico, doy informaciones semanales o mensuales, con temas que impactan o generan dolor, frustración, impotencia y estrés psico-emocional como son: suicidio, feminicidios, violencia en las familias, parejas, drogas, delincuencias, sicariato, linchamientos, etc. En los asesinatos colectivos en Las Vegas, se puede ver o leer las informaciones en el lugar de los hechos, pero la responsabilidad de los medios les lleva a no presentar a las personas con los disparos en el suelo o el victimario que se había suicidado. En varios países, pasan las informaciones, la presentan con objetividad, pero se cuidan de no presentar aquellos hechos que por su gravedad pueden dañar la salud mental de los ciudadanos. En nuestro país, el alcance de los medios es eficiente, de cobertura nacional y de buena profesionalidad, y le prestan a la ciudadanía un servicio y una vía de denunciar y demandar deudas sociales acumuladas, o los temas actuales que afectan a la democracia dominicana, a las familias, la economía, la política, el mercado, la educación y la salud. Reflexiono motivado con el interés y el espíritu de que se pueda medir el impacto que tienen los medios de comunicación en la salud mental de las personas que nos nutrimos y nos informamos de sus valiosos servicios. Sería importante medir el daño causado a la población vulnerable y en situación de riesgo, que puede tomar decisiones poco inteligentes a través de la información riesgosa y poco depurada. La responsabilidad social en comunicar implica la protección y el cuido en las personas que se nutren de la comunicación social. Considero importante contextualizar este tema en las escuelas de comunicación, en la televisión, la radio y periódicos, para entre todos aportar las soluciones en el presente y para el futuro.