No importa cuan saturados estemos de manipulaciones, hipocresías y cinismos conque nos rebosan las redes sociales y algunos medios. Es imposible no sorprenderse por los burdos resabios geopolíticos con que algunos pretenden interpretar cualquier acontecimiento que visualicen que pudieran brindar réditos propagandísticos. Frecuentemente el “tiro sale por la culata”. Paralelo al barraje propagandístico sobre la guerra y su crisis humanitaria acorde siempre a intereses hegemónicos, esperando acabar con uno de los actores indiscutibles – Rusia – del nuevo mundo multipolar, enfilan los más absurdos y ridículos comentarios sobre el otro actor de primer orden – China-. No bastan las abiertas provocaciones que le enfilan sobre el tema de Taiwán, ante lo cual, hasta ahora, ha hecho alarde de la famosa paciencia china, pero todo en la vida tiene un límite.
Ahora, el foco se centra en el brote de covid-19 que el país está enfrentando, especialmente en Shanghái. Cínicamente preocupados por la salud de los chinos, responsabilizan el brote, por un lado, a la “calidad” de las vacunas chinas, las mismas que han resuelto en decenas de países en los que, si no hubiera sido por ellas, su población prácticamente habría resultado diezmada. Por otro lado, la cargan contra la estrategia china de “tolerancia cero” que ha significado, en la urbe que representa el centro neurálgico de la economía china: un confinamiento radical. Pretenden olvidar lo exitosa que fue la estrategia en 2020, pero la critican no preocupados por los chinos sino por el impacto que ello tiene en la economía global: perder dinero es terrible; perder vidas puede “soportarse”.
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Acaban de informar que el mundo llegó a 500 millones de contagios y 6,2 millones de muertes. EEUU, con las “mejores” vacunas del mundo, “perfectas”, alcanzó los 80.5 millones de casos -16% del total mundial- y 986 mil muertes -más del 16% del monto global-. Varias naciones, algunas igualmente alardeando de perfección, pero con más de 15 millones de casos: Alemania, Francia, Reino Unido, entre otros. Ninguna utilizó vacunas chinas porque las suyas eran las mejores imaginables. El mundo llegó a 400 millones de casos el 6 de enero de 2022 y el 13 de abril rebasó los 500 millones. ¿Entonces?
Muchas naciones ricas han pagado con vidas el desespero por liberar la economía. Como dijo Shakespeare, “To be or not To be. That´s the problema”. Acorde con su idiosincrasia y características de su modelo socio-económico, en China priorizan la salud y sobrevivencia a cualquier costo. “Ese es el problema”.