Salud planetaria

Salud planetaria

Sergio Sarita Valdez

La Organización Mundial de la Salud escogió en el año 2022 a un selecto equipo técnico para que definiera y elaborase una guía acerca de la interacción de la naturaleza con el bienestar del colectivo humano. Los especialistas encargados de dicha tarea fueron todos científicos del viejo continente europeo. Estos delimitaron el término Salud Planetaria de la manera siguiente: “Es la ambición de promover la salud del ser humano mediante la protección de los sistemas naturales de los que depende la humanidad. Investiga los efectos del cambio medioambiental en la salud y el bienestar del ser humano, así como los sistemas políticos, económicos y sociales que rigen esos efectos”. Apuntan que la urbanización, el uso del suelo, el comercio mundial y la industrialización han provocado profundos impactos negativos en la naturaleza, la biodiversidad y los ecosistemas de todo el mundo.

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Tras setenta y cinco años guardando la memoria infantil campesina puedo escoger al azar una que otra escena agrícola de mi niñez. Una de ellas matutina siguiendo bien tempranito el camino del llano hacia la loma sentía el rocío que mojaba el ruedo del pantalón, así como los brincos que daba para evadir las fuentes acuíferas que brotaban de la tierra. Por doquier surcaban las cañadas, en tanto que una densa arboleda nos protegía de la acción directa de los salientes rayos solares. Cada trescientos o cuatrocientos metros se pasaba frente a un bohío en el que se oía el ladrido de un perro que alertaba a la familia acerca del paso de un extraño caminante. Ese mismo trayecto, ahora andado en mi otoño existencial muestra un panorama totalmente distinto. La flora alrededor de la ruta se ha reducido a su mínima expresión; desaparecieron los bohíos, murió la cañada y el río ya califica como arroyo que tiende a desaparecer en verano. Ya no cantan los ruiseñores; burros, mulos y caballos han cedido su labor a las motocicletas. Más del setenta y cinco por ciento de pobladores se han mudado al casco urbano.

Traigo este recuerdo juvenil a propósito del reto presente que ofrece la urbanización y la consiguiente responsabilidad de preservar la salud colectiva; el tema del saneamiento ambiental, disposición de los residuos sólidos, manejo de las aguas residuales y la garantía de dotar de agua potable a cada hogar. Es imposible mantener la higiene familiar si no se cuenta con ese precioso líquido natural. La disponibilidad de energía eléctrica que no dependa de la combustión de fósiles orgánicos no renovables es un enorme reto presente para la vida urbana. Refiere la Comisión de la OMS que es urgente “profundizar en el conocimiento de la función vital que desempeña la naturaleza en la salud humana”. Indica que es necesario descubrir los mecanismos a través de los cuales podamos de modo eficaz y equitativo “adaptar el comportamiento humano para el beneficio futuro de toda la vida en el planeta”. Sin una conciencia ciudadana creada mediante una campaña de salvación continua que involucre a los diferentes actores sociales dominantes no habrá vida sana futura. Nuestros nietos y biznietos nos juzgarán y condenarán por haberles dejado en herencia permanente poca vida y para colmo de muy pobre calidad. Es nuestra responsabilidad ética entregar a la posteridad un mundo mejor al que heredamos. El uso de la inteligencia artificial como asistente para mejorar la salud planetaria sería un valioso instrumento.