Javier Herrera 
La escena en la zona cero en la provincia San Cristóbal, que persiste en la memoria como un símil al de un conflicto bélico como el de Irak del año 2003, junto a las partes de los cuerpos calcinados, familiares llorando a las víctimas, el sonido de las decenas de sirenas de las ambulancias y los camiones del Cuerpo de Bomberos, gritos, desesperación y la muestra de dolor, también tocó las fibras más sensibles de los periodistas que despacharon las informaciones desde el mismo epicentro del siniestro.
Y aunque a los profesionales de la comunicación, que fueron testigos de la magnitud del evento, no les han diagnosticados el trastorno de estrés postraumático (TEPT), el denominador común de los reporteros consultados por este diario es el mismo: un importante impacto emocional durante y después de la tragedia de aquel fatídico lunes 14 de agosto que, al momento de esta publicación, dejó 28 muertos y 59 heridos.
A continuación, algunos de los testimonios recogidos de los que, pese a no ser protagonistas de la noticia, también se involucraron emocionalmente con el sentir de todos los afectados por el hecho que ha marcado la citada provincia sureña:
«Emocionalmente, fue terrible tener que contar la muerte de tantas personas, sobre todo de la manera en que perdieron la vida. Además, fue desgarrador escuchar y ver impotentes a los familiares de los que aún no han sido encontrados, tratando de buscar ayuda y respuesta en medio de su dolor y desesperación». Jayssi Capellán, periodista de Noticias SIN.
«Esto es una tragedia que sin dudas nos ha impactado a todos. A quien esto no haya impactado, realmente, debe revisarse como ser humano. Pero debido al trabajo que uno hace como periodistas, y a la cercanía uno debe tener con las víctimas y las personas envueltas en esta tragedia, a uno le conmueve muchísimo. E incluso, a uno le afecta más allá de las horas de trabajo (…). Cuando nos encontramos a solas, eso nos mueve los sentimientos. Esto nos duele y lamentamos muchísimo; el dolor por el que está atravesando la gente (…), nos conmueve y formamos parte de él». Dányero Read, periodista, CDN, canal 37.
«Desde que a mí me asignaron ir para San Cristóbal, el lunes en la noche, hasta hoy, no he podido dormir bien. O sea, me acuesto, pero no descanso, porque mi mente se ha mantenido todo el tiempo trabajando en mi mente. Este es el primer evento de esa magnitud que a mí me toca cubrir y, definitivamente, no ha sido fácil, sobre todo en el aspecto emocional. Porque tratar con las familias de los fallecidos despierta muchos sentimientos encontrados. Aunque por el papel que uno desempeña, obviamente, uno tiene que controlarse. (…) En el fondo uno se siente triste. Aunque quizás no somos afectados directamente a uno le duele, uno se siente mal también». Camila Santiago, periodista Telemicro, canal 5.
«Yo llegaba los días que me tocaron y yo sentía que estaba en una guerra. Terrible. Eso es como difícil despegar el lado profesional de lo humano. En algún momento, sí, llegué a sentir la presión y cuando llegas a tu casa empiezas a recordar todo eso. Es difícil», Ronny de la Rosa, periodista, periódico Hoy.
«Emocionalmente hablando es impactante, porque ver las familias a esta fecha no tienen ningún tipo de respuestas de parte de sus parientes desaparecidos. El hecho de escuchar de parte de las autoridades que los cuerpos están tan desmembrados no saben a qué persona y pariente corresponde la verdad da mucha tristeza. Y, sobre todo, ver la angustia de esos familiares, desconsolados que, desde ese día (lunes) no tienen ningún tipo de notificación». Desirée Santos, periodista, AN7 Noticias.
«Es muy triste tener que presenciar el dolor de la gente, y ver a través de sus ojos la angustia que les arropa tras la tragedia que, lamentablemente, ha cobrado más de dos docenas de vidas… y aun así seguir haciendo tu trabajo, teniendo que disimular lo que realmente sientes por dentro ante tan trágica situación. Águeda Solano, periodista N Digital.
Sobre el particular, el doctor en Psicología y Ciencias de la Salud, Luis Vergés, detalló que cubrir las incidencias en ese tipo de eventos no sólo representa un riesgo para la seguridad física de la persona, sino también para la salud mental, aunque estará condicionado a la configuración emocional de cada individuo.
«Pero en términos generales, de manera compartida, se corren riesgos para la salud mental», resaltó Vergés, quien añadió que para los periodistas, y para cualquier persona, los cambios más relevantes que se podrían presentar son la alteración del patrón de respuesta al que se está acostumbrado. «Algunos desarrollan trastorno del sueño, pesadilla, insomnio, irritabilidad, estado de atención extrema ante un peligro que ya no existe, las imágenes retrospectivas, que es un fenómeno típico que se manifiesta en la aparición de imágenes relacionadas con el peligro y el evento ocurrido», detalló.
Además, Vergés, que también es terapeuta familiar, investigador y escritor, dijo que el aislamiento y el cambio en el comportamiento es otro de los síntomas que se pudieran presentar en una persona con el TEPT
- El trastorno de estrés postraumático se define como una reacción emocional intensa ante un suceso traumático, presentando alteración del sentido, la conciencia o la conducta, que amenaza el bienestar o la vida del individuo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La OMS detalló en el año 2021 en un estudio en 21 países, luego de la pandemia, que «más del 10 % de los encuestados declararon que habían sido testigos de actos de violencia (21,8 %) o habían sufrido violencia interpersonal (18,8 %), accidentes (17,7 %), exposición a conflictos bélicos (16,2 %) o eventos traumáticos relacionados con seres queridos (12,5 %). Se estima en el estudio que un 3,6 % de la población mundial ha sufrido un trastorno de estrés postraumático (TEPT) en el último año».
Sobre el estado actual de la tragedia
Este viernes, aunque no con el mismo flujo que hace varios días, las ayudas continuaban llegando desde distintas organizaciones y personalidades. Mientras, el drama que sufren las familias de los fallecidos y heridos persiste en medio de un dolor colectivo, cuando todavía el fuerte olor a humo no a dejado la zona cero.
El Centro de Operaciones de Emergencias (COE) dio a conocer esta mañana que, hasta ahora, de los 59 heridos reportados desde el inicio de la emergencia sólo quedan en clínicas y hospitales cuatro personas en salas, tres en cuidados intensivos y cinco en Quemados. Además, se atendieron en hospitales 154 personas por diferentes causas y dado de alta 142, de acuerdo al boletín número 6.
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El COE detalló que se han realizado 689 intervenciones casa por casa en búsqueda activa de afecciones respiratorias, e inmunización, así como de 267 intervenciones psicosocial.
De su lado, el Ministerio de Salud Pública creó espacios para actividades infantiles debido a que esta población es una de las más vulnerables y se hace necesario evitarles traumas, como parte de las acciones de dicha entidad para llevar algo de tranquilidad y sosiego a las familias de la explosión.
Estas actividades incluyen juegos, pintura, cuentos infantiles e interacción con psicólogos. Como forma de distraerlos y evitarles estar expuestos a noticias y otras situaciones que envuelven el momento de la tragedia, principalmente a aquellos que perdieron familiares.
“Algunas de las recomendaciones es hablar con los niños y escuchar cómo se han sentido con lo ocurrido, validar sus emociones, utilizar dibujos para explicar lo sucedido, jugar con ellos y darles acompañamiento para que se sientan en lugar seguro y protegido” dijo la doctora Elizabeth Ruiz.
