San Juan de la Maguana y el soslayado suroeste dominicano en Obras completas de E.O. Garrido Puello

San Juan de la Maguana y el soslayado suroeste dominicano en Obras completas de E.O. Garrido Puello

Sócrates Nolasco, en el prólogo a la primera edición de Narraciones y tradiciones que encabeza las Obras completas de E.O. Garrido Puello, considera que este libro revela un “escritor natural. Sus conceptos limpios, sueltos y firmes despiertan e incitan la curiosidad del lector; los párrafos se iluminan y las narraciones se fijan en la memoria con personal señorío. La mocedad lejana retorna en sus páginas como evanescente y sutil emanación de flor distante, o indirecto y vago perfume de madera preciosa del Sur de Santo Domingo: de sabina y cedro resecos, de espinillo y astillas de guayacán colocados en armario viejo en donde impregnaron el traje dominical”.

En efecto, además de Narraciones y tradiciones (1960), Olivorio, ensayo histórico (1963), Espejo del pasado (1972), Historia de un periódico (1973), y El sur en la historia, las ciencias y la literatura (1981) conforman el tomo I de los dos que constituyen las Obras completas de E. O. Garrido Puello que la Sociedad Dominicana de Bibliófilos ha dado a la estampa en su afán de rescatar autores y obras cubiertas por el velo invisible del olvido.

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Nacido en 1893, Garrido Puello, director-fundador de El Cable (1921), periódico de alcance regional, publica Narraciones y tradiciones a los 67 años; ¿por qué entonces da a la luz Historia de un periódico en 1973 que, según data en la “Introducción”, terminó en 1954?

“En las dictaduras”, escribe Garrido Puello en guisa de explicación, “no hay ambiente para pensar y obrar libremente. Se respira aire de amenaza e imposición para los espíritus independientes que tienen el coraje de no mancillar su conciencia. Por esa razón al iniciarse la tiranía de Trujillo rompí mi pluma de periodista y acogoté El Cable” y completa: “Por razones políticas tuve varias semanas preso en la Torre del Homenaje. Se castigaba mi actitud de protesta contra la traición y el crimen […]. Un gobierno que antes de comenzar sus gestiones violaba los más elementales derechos humanos, no podía contar con mi colaboración ni con mis simpatías […]. Por las razones expuestas El Cable desapareció del palenque periodístico después de casi diez años de fructífera lucha por el bienestar de los pueblos del Sur”.

Garrido Puello fue de los pocos nacionalistas que protestaron y enfrentaron abiertamente al Gobierno de ocupación estadounidense que no cerró fila con Trujillo. Su hermano Víctor, por ejemplo, fue ministro de Trujillo. La primera edición de Narraciones y tradiciones (1960) no se la dedicó a Trujillo; tal vez una manera de expresar su oposición al régimen; en cambio, años después de la dictadura, dedicó Historia de un periódico (1973), a sus hermanos Víctor y Joaquín.

Si hubiera publicado en 1954 por qué El Cable dejó de circular no hubiera podido evitar la muerte, la cárcel o el exilio. Consciente del riesgo, esperó.

Hay un hilo conductor en estas obras que en su 50 aniversario la Sociedad Dominicana de Bibliófilos rescata: El deseo explícito de Garrido Puello de escribir una historia del San Juan de la Maguana de los albores del siglo XX y, por acción colateral, del Suroeste dominicano.

San Juan de la Maguana, fundada en los inicios de la conquista y colonización de América por Diego de Velázquez, el 24 de junio de 1504 o 1505 (t. 1, p.447). La villa, según Garrido Puello: “pasó por muchas vicisitudes tanto en la Era Colonial como después de proclamada la República. Invasiones haitianas e inglesas y cruentas guerras civiles quemaron y despoblaron la región. La malhadada devastación de Osorio alcanzó su territorio, dejando desierto y destruyendo las riquezas que sus pobladores habían cimentado con su trabajo honrado y sus habilidades manuales. Fue, además, trágico escenario de los Seis Años [de Báez]. Tantas calamidades sobre la comunidad debieron necesariamente de influir sobre sus costumbres y tradiciones y echar sobre su pasado un espeso velo de misterio y un silencio desconsolador” (p.347).

A pesar de esas calamidades, luego de que las tropas dominicanas de José María Cabral y Eusebio Puello derrotaran el 22 de diciembre de 1855 en Santomé a las del duque de Tiburón, República Dominicana afianza, con esa victoria, su independencia de Haití. El coronel Puello era abuelo materno de Garrido Puello. A partir de entonces San Juan de la Maguana emprende el camino que años más tarde por sus hombres, tradiciones y costumbres comienza a proyectarse más allá de las montañas del valle de San Juan para insertarse en el desarrollo de República Dominicana como trata Garrido Puello de mostrar en los dos volúmenes que comprenden sus Obras completas de pronta publicación.

Narraciones y tradiciones complementada por Espejo del pasado se inscriben implícitamente en lo que hacía G. Lenotre con su historia anecdótica de la Revolución francesa y, sin temor a exagerar, Garrido Puello apoyándose en efectos de realidad, gracias a su prosa de “escritor natural” salpicada elegantemente de un humor fino consigue vehicular hábitos y costumbres del San Juan entonces común de la provincia de Azua. Sus “Narraciones” describen personajes y escenifican situaciones simpáticas sin caer en lo grotesco ni en el manido cuadro costumbrista presentándolos como personas “reales” y situaciones “auténticas” gracias a su buen manejo del efecto de realidad del que habla Roland Barthes.

En “Lico la ciega”, por ejemplo, al evocar la ocupación de su personaje describe cómo era San Juan en su infancia: “Todavía la electricidad para esa época era un lujo demasiado costoso para mi humilde villa natal. Después… es otra cosa: San Juan de la Maguana presume de ciudad. Palacios, teatros, hospitales, hoteles, parques, etc., le van dando carácter y fisonomía de gran ciudad” (p.55), y con la descripción de la casa de un rico ganadero de la común, se refiere a la vivienda: “Voy a evocar una figura legendaria de San Juan: me refiero a Simón Suero […]. Era rico, inmensamente rico; pero se conducía como un pordiosero. Su residencia era un rancho de tejamanil, de dos divisiones, con puertas de tranca, revestido de una mezcla de barro, agua y defecaciones de animales” (p.57).

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