El ambiente nacional esta vez en ocasión de las festividades patrias estuvo muy animado y variado culminando con la rendición de cuentas adelantada en seis meses del presidente Abinader de sus acciones de los pasados dos años. Se adelantaba así a la fecha constitucional que corresponde al próximo 27 de febrero del 2023.
El presidente Abinader con su acostumbrada buena dicción y en concisas palabras nos pintó un panorama que ya uno quisiera creer como real pero nos topamos con la cruda realidad de que todo era para el consumo del papel y las redes sociales que permiten una dispersión de las verdades del convocante o emisor de sus verdades.
La prima tarde del pasado martes tuvo un escenario bajo el cielo santiaguero de un mensaje que ya quiso ser de razonable optimismo junto con las críticas rabiosas de una oposición descerebrada tratando de apagar los logros de dos años de la gestión de un PRD renacido. Quiere ser algo nuevo, pero sus raíces están latentes y brotan sus vicios e incapacidades de acciones añejas en que los protagonistas renovados y modernos se apoyan en esos vicios de antaño para transportarlos a los escenarios del siglo XXI.
La celebración de los 100 años de la canonización canónica de Nuestra Señora de la Altagracia coincide con el centenario del ambiente nacional de 1922 que procuraba la salida de las tropas norteamericanas ocupantes del territorio desde 1916 para que aceleraran su retiro que ocurrió dos años después. Ahora no estamos ocupados por tropas extranjeras sino que es por una de la misma isla, que también en una buena mayoría de su población tienen devoción por la protectora de los dominicanos y que también los haitianos la tienen como suya en variadas devociones. La Virgen de la Altagracia es reconocida por su acción protectora y los dominicanos le atribuyen los más variados milagros y de acciones de bendiciones y de protección que ayudan a mejorar la existencia.
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Fue un día inolvidable y el extendido recorrido desde Higüey hasta la catedral primada, fue todo un acontecimiento que el pasado lunes desbordó el estadio olímpico con una multitud en su mayoría mujeres que ofrendaron sus plegarias y peticiones a la Madre de Dios que en su advocación de María de la Altagracia se lleva muy adentro en los corazones de todos los isleños.
Recuérdese que en 1691, la Sabana Real de la Limonades del lado haitianos y cerca de Dajabón y de Cabo Haitiano fue escenario de una cruenta batalla contra los ocupantes de la costa norte desprotegida por la carencia de suficiente vigilancia y la apatía de los españoles que fue ganada por los criollos de oriente que llegaban desde Higüey trayendo a su patrona cuya intercesión alivió el enfrentamiento contra los bucaneros y filibusteros franceses, flamencos e ingleses que desde hacía algunos años ocupaban esa parte del territorio quisqueyano que luego sería Haití.
Antier, la fe de los dominicanos se manifestó plenamente en el estadio olímpico. El ambiente estuvo muy animado y lleno de colorido donde se le dio rienda suelta a la fe del pueblo en lo milagrosa que es su protectora que nunca le ha fallado a ningún dominicano que con fe espera siempre un alivio de sus necesidades con una intervención divina que se manifiesta generosamente.