Los dos individuos encontrados en la "Casa del Fabbro" o "Casa del Artesano" (sala 9) de Pompeya. Efe.
Un grupo de científicos italianos ha logrado secuenciar por primera vez y al completo el genoma humano de un hombre que murió sepultado en Pompeya (sur de Italia) en el año 79 a causa de la erupción del Vesubio, un descubrimiento que aporta luz sobre la diversidad genética que existía en esa época.
Las muestras de ADN fueron extraídas de dos cuerpos encontrados en la Casa del Artesano de este parque arqueológico italiano, el primero perteneciente a un hombre de unos 35 años y un segundo esqueleto de una mujer de más de 50 años, según las investigaciones publicadas este jueves en la revista Scientific Reports.
Aunque se pudo extraer y secuenciar el ADN de ambos cuerpos, el equipo de investigadores, liderado por Gabriele Scorrano, solo pudo completar la secuencia del genoma humano del varón, ya que las secuencias obtenidas de los restos de la mujer presentaron vacíos.
Los restos se han podido recuperar gracias a los materiales piroclásticos liberados durante la erupción del Vesubio, en su mayoría cenizas y fragmentos de lava, que protegieron estas muestras de más de 19 siglos de antigüedad de otros factores ambientales que degradan el ADN, como el oxígeno atmosférico.
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Hasta ahora, solo se habían logrado secuenciar tramos cortos de ADN mitocondrial de restos humanos y animales encontrados en Pompeya, por lo que el descubrimiento publicado hoy supone un gran avance para entender la historia genética y la vida de la población de esa época.
En concreto, y gracias a las comparaciones del ADN del varón con otras muestras de 1.030 cuerpos antiguos y 471 modernos de la región de Eurasia occidental, se pudo comprobar que su ADN era el más parecido al de los italianos de la región central moderna.
Aunque las muestras también fueron similares a la de los individuos que vivieron en la península itálica durante la época imperial romana, los análisis del ADN mitocondrial y del cromosoma Y del varón identificaron otros grupos de genes que se encuentran en la isla de Cerdeña y no en la península.
De esta forma, y gracias a la amplia información arqueológica recopilada, los investigadores han llegado a la conclusión de que, debido al creciente movimiento de gente por el territorio del imperio romano, durante el primer siglo después de Cristo se dieron unos altos niveles de diversidad genética en todo el territorio.
Las investigaciones también encontraron la bacteria “Mycobacterium tuberculosis” en el ADN del varón, un hallazgo que respalda la idea de que durante la Roma Imperial la tuberculosis era una enfermedad endémica que se propagó por todo el territorio, algo que ya habían señalado en sus escritos antiguos médicos de la época como Areteo de Capadocia y Celio Aurelanio.