Seguridad a la carta

Seguridad a la carta

Carmen Imbert Brugal

El informe con el recuento de los delitos y crímenes ameritaba algo más que promesa navideña. Alguien dictó a una mano poco diestra, el texto de la resolución 007-2022 “Para la reducción temporal del horario de expendios de bebidas alcohólicas en varios municipios del país”. Fue un acto de magia, invención que creyeron pertinente.

La sorprendente e inesperada resolución, provocó desconcierto. La agenda no contemplaba la medida, no está en la “Estrategia Integral de Seguridad Ciudadana”-EISC-.

El alcance de la resolución- emitida el 4 de noviembre y efectiva a partir del día 7- se limitaba a la provincia de Santo Domingo. Solo en sus municipios y distritos municipales regiría el límite de horario- lunes a domingo de 12 am a 8 am-.

Aunque algunos evalúan la posibilidad de restricciones estilo El Salvador y juegan con límites drásticos para detener la criminalidad, el momento no ha llegado. La retórica es confusa, contradictoria y también idílica, oscila entre la solicitud de paciencia y la expectativa con la reforma policial.

Divulgado el contenido de la resolución, el pase de la sorpresa al repudio fue rápido. Cuando las quejas se sucedían y el cogobierno de las redes arremetía, el ministro de Interior y Policía divulgó el resultado de una investigación que develaba las características exclusivas de la provincia de Santo Domingo. Hallazgo que presagiaba la solución a un problema que atormenta a la población atemorizada por la inseguridad.

“Entre la 1:00 y las 3:00 de la madrugada se registra el índice más alto de delitos, afirmó el ministro y agregó que ninguna medida se toma si no hay una justificación».

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Algo quedaba trunco. Faltaba la relación alcohol infracción, saber si los delitos se cometen adentro, afuera o en las inmediaciones de los centros de diversión. El funcionario que preside el órgano encargado de diseñar las políticas públicas, relacionadas con la Seguridad Ciudadana, no explicó si delinquen los borrachos o si los delitos afectan a los consumidores de alcohol.

El batiburrillo no impidió las protestas y las amenazas de los afectados con la medida. Advirtieron que el Control de Expendio de Bebidas Alcohólicas (COBA) tendría mucho trabajo porque muchos no obedecerían la decisión y cuando insinuaron que no respaldarían la reelección, el gobierno fue estremecido. “Nos vemos en el 2024”, dicho por los propietarios de los negocios ubicados en la provincia, fue alarma.

Entonces la magia, esa manera de retroceder, el arrepentimiento activo tan frecuente y en ocasiones tan efectivo, Esa sincronía prodigiosa entre influencers y gobierno. Y, dieciocho días después del barrullo todo había cambiado. Atrás los argumentos para justificar la resolución. Más pudo la presión de los comerciantes. Diseñaron nuevas razones para justificar la marcha atrás. Todos contentos. El acuerdo con los centros nocturnos fortalece “Mi país seguro”. La EISC a la carta, complaciendo peticiones. Debe evitarse, sin embargo, el efecto Cucharimba. El mago que entretuvo a la muchachada santiaguera le confesó a un dilecto amigo que abandonó el oficio porque se le acabaron los trucos. La taumaturgia oficial funciona, pero el exceso puede provocar agotamiento.