Selección y premiación en el Premio de Arte Juan José Bellapart 2024

Selección y premiación en el Premio de Arte Juan José Bellapart 2024

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El Museo Bellapart merece felicitaciones por haber mantenido las bases de la primera edición del Premio de Arte Juan José Bellapart, agregando que uno de los tres premios se otorgaría a un artista, cuya edad no supere 35 años.

Muy atinadamente, no ha incluido fotografía y video, instalación y performance, fiel al apoyo a las grandes categorías del arte dominicano, aliando la vigencia histórica con la capacidad de renovación y actualización. Descartamos, como principio, la comparación con otros concursos: cada institución tiene sus objetivos.

El laudo del Jurado se ha expresado con claridad al respecto, así como en sus motivaciones. Ahora bien, es mirando el conjunto y de las obras y cada una de las propuestas, cuando los observadores externos formalizan sus propios criterios.

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Museografía y selección

El Museo Bellapart nos ha acostumbrado a una exquisita museografía, relacionada con la calidad y cantidad de obras y sus autores, afirmación válida para cada exposición temporal y también para la primera edición del Premio.

Consideramos que la Dirección del Museo y sus colaboradores en la materia han realizado una verdadera hazaña, “enfrentando” una selección tan cuantiosa. Si bien es cierto que las obras bidimensionales –pinturas en gran mayoría- no dispusieron de la distancia habitual, un contemplador solo, aun algunos visitantes juntos, pueden perfectamente ver y valorarlas. También se respetó la dedicación de la sala introductoria, donde figuran los textos de presentación -aquí el laudo- y los créditos.

No se planteó el problema para la escultura -diríamos “desgraciadamente”- porque resultaron pocas piezas, lo que confirma una situación de (casi) crisis en la escultura contemporánea dominicana.

Evidentemente, hubo una excedencia de concursantes que se tradujo por una excedencia de seleccionados. El Jurado se mostró muy generoso en pintura, sea cual sea la generación de los participantes: abundan los cuadros neo-realistas y el compromiso temático tampoco predominó.

Definitivamente, contamos con pocos escultores contemporáneos. No faltan quienes se arrinconan en la talla en madera. Y la instalación, un sustitutivo exitoso, ha hecho un gran daño a la escultura. En el concurso, la cerámica, aunque minoritaria, pese a piezas excelentes no se ha valorado bien.

Premios y Menciones

Como en todas las bienales, la premiación suscita acuerdos, desacuerdos y discusiones. Así mismo, obras simplemente seleccionadas u “honradas” con menciones, hubieran podido cosechar un premio. Otro punto a tomar en consideración es que artistas, que ya participaron en el premio 2202, volvieron o no a presentar en el 2024.

Unos, tal vez por el “stress”, prefirieron abstenerse, otros reincidieron, y las obras presentadas – a pesar de su alto nivel – no causaron el impacto de la selección anterior. Citaremos a Ezequiel Taveras, ameritando una distinción, y a Angel Urrely. Este último obtuvo nuevamente una mención, pero preferimos su naturaleza urbana… de rascacielos.

Dejó a mucho perplejos y atónitos el Premio de Escultura, atribuido a Remberto Rondón. Su escultura, perturbada y perturbadora, no guarda relación con la fina soltura de sus incuestionables dibujos anatómicos. Aris Mederos, con su “reverencia” metálica, osada y original, era candidata a un Premio. Igualmente lo era Miguel Ramírez que presentó dos obras maestras -especialmente la vertical- en cerámica. Ambos tuvieron la satisfacción relativa de una Mención de Honor.

También causó sorpresa el Premio de Pintura a Indhira Hernández. Su expresionismo -que contrasta con los autorretratos -exhibidos recientemente- atrae la mirada dramáticamente, pero le (re)conocemos una técnica más cuidadosa. La Mención de Honor, atribuida a Juan Rosas por su enérgica abstracción lírica, es totalmente legítima: ¿Quién se cansa de mirar esa pintura? Muy buen trabajo académico presenta Félix Hernández, Mención del Honor, pero su segunda obra era más impresionante…

Ahora bien, sin duda alguna, el premio mejor atribuido es para la pintura de Carlos Baret, perfecta en ensamblaje, medios varios, ritmo interior, contraste y fuerza del rojo. Ya ganador de una Bienal Nacional en 2020, no ha dejado de avanzar. Su juventud anuncia un futuro abierto que él debe aprovechar nacional e internacionalmente.

Obviamente, hay obras seleccionadas que estimamos sobresalientes, y debemos dar al menos el nombre de sus autores: José Almonte, y José Pelletier. Aquí, son máximos representantes dominicanos de la pintura contemporánea. Sin que olvidemos a Ileana García, pintora de la silla milagrosa, con exitosa carrera en los Estados Unidos.

Coda

El Premio de Arte Juan José Bellapart es un éxito desde su inicio, y ha sido tal vez víctima de este éxito, por el entusiasmo que la primera edición provocó en los artistas. Pero no nos preocupemos: a la culminación y a la notoriedad, el Museo Bellapart encontrará una solución.