El Partido Revolucionario Moderno (PRM), sumido en un incomprensible letargo que lo mantiene ausente del debate de los grandes temas nacionales, acaba de dar señales de vida, aunque mucha gente teme que sea ya demasiado tarde para poner la casa en orden y evitar que las aspiraciones de sus dirigentes, por demás legítimas, se conviertan en un elemento perturbador que arrastre consigo a un gobierno que empieza a enviar señales de desgaste y cansancio cuando todavía falta mucho camino por recorrer de su segundo mandato, por lo que de ninguna manera necesita que esa clase de ruidos le complique aun mas el panorama.

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José Ignacio Paliza, presidente del partido de gobierno y ministro de la Presidencia, anunció en un programa de televisión donde lo entrevistaron que en enero someterá ante la Dirección Ejecutiva de su partido una propuesta de resolución que prohíba la formación de proyectos presidenciales fuera del tiempo establecido por las normas, claramente señaladas en la Constitución de la República, la Ley de Partidos Políticos y los propios estatutos del PRM.

El escepticismo conque mucha gente ha recibido ese anuncio tiene una explicación sencilla; tanto, que sorprende que Paliza no sea capaz de verlo con sus propios ojos: esos proyectos presidenciales están formados, y bien activos y aceitados, desde hace tiempo, y por eso están a cada rato cruzando los límites que impone la prudencia política cuando falta tanto tiempo para hablar de candidaturas. Y es que los hechos evidencian que a los aspirantes presidenciales se les dejó correr hasta muy lejos, que cogieran demasiado impulso, sin que nadie con verdadera autoridad los llamara a capítulo, y ya se sabe que los problemas que no se enfrentan a tiempo y se dejan crecer terminan convirtiéndose en inmanejables. Pero allá el PRM y su problemón, al que solo se le pide, como se le pidió tantas veces en vano al PRD, que no involucre ni al Gobierno ni al resto del país en sus rebatiñas políticas con vocación autodestructiva.