Nueva York, EE.UU. Diez dobles faltas. 34 errores no forzados. Llegó a estar 4-0 abajo en el desempate del primer set.
En todos los sentidos, Serena Williams vivió un partido de segunda ronda del Abierto de Estados Unidos en el que se tambaleó en la cuerda floja, y por enésima vez salió victoriosa.
Midiéndose ante una oponente que sorteó la clasificación y fuera del Top 100, Williams se las arregló para enderezar un desempeño de claroscuros al vencer el miércoles 7-6 (5), 6-3 a la holandesa Kiki Bertens y mantener a flote su intento por completar el Grand Slam en un mismo año.
“Hoy, estaba algo atada”, reconoció Williams al ser entrevistada en la pista. “Todos se pudieron dar cuenta”.
Acostumbrada a venir de atrás y múltiples sofocones en las tres citas grandes previas, la estadounidense manifestó que ya no se asusta cuando un partido se la complica.
“Definitivamente no me inquieta. Con tantas veces que he estado en desventaja, sé que puedo remontar”, afirmó.
Williams no exagera. Al consagrarse campeona en las pistas duras de Melbourne, la arcilla de París y el césped de Wimbledon, totalizó seis victorias en partidos en los que cedió el primer set y ganó nueve que se fueron al máximo de tres.